Olviden a Leo Messi
Este pasado verano se hizo oficial uno de los traspasos más comentados, seguidos y mediáticos de las últimas décadas. Quizás de la historia. Leo Messi dejaba las filas del Barcelona tras no renovar y ponía fin a una de las etapas más longevas, exitosas e históricas del fútbol.
El futbolista argentino se marchó, finalmente (tras el amago ocurrido hace un año con el ya famoso fax), al Paris Saint-Germain para generar una imagen jamás antes vista. Ya ocurrió hace dos semanas, cuando Messi lucía los colores de otro club que no era el Barcelona. También de azulgrana, pero en Francia, con el PSG.
Y, a partir de ahí, de su adiós, de su marcha, de la confirmación oficial de su traspaso, muchas dudas, muchas preguntas sin aparente respuesta. Una de ellas (de la que intentaremos escribir a continuación), sobre su sustituto.
Es tan complejo y complicado de explicar o encontrar una solución verídica, satisfactoria o concluyente que decidí plantear otro escenario, directamente. El contexto de analizar qué pasará a partir de ahora es demasiado difícil porque la respuesta nunca tendrá un valor universal, siempre dejará puertas abiertas por pequeñas que sean. Siempre habrá una ventana que dejará entrar la luz.
Entonces, olvidémonos de eso. Olvidemos a Leo Messi en el Barcelona. Dejemos fluir y marcharse la idea instalada desde hace décadas de un Barça con el argentino. Ya no está. Ya no existe. Se marchó, dijo "Adiós". Es una leyenda imborrable, y eso ya es suficiente. Nadie olvidará lo vivido, lo sentido, lo visto durante tantos y tantos años.
Ahora es otro contexto totalmente diferente y he encontrado, sin complejos, motivos para creer en este equipo. Es romántico, incluso bonito, pensar en Messi, pero ¿me diréis que Memphis Depay, su rápida adaptación y su calidad provoca rechazo? No, rotundo.
Me apetecía ver a Memphis en el Barcelona porque siempre tuve alguna duda sobre él. Rindió en el PSV Eindhoven y ahora lo estaba haciendo en el Olympique de Lyon, pero no rindió demasiado bien en el Manchester United y eso había creado en mi interior un clima de que quizás rendía mejor en el segundo escalón europeo.
Pero no. Por suerte, de forma agradable, como una fantástica noticia que tienes cierto miedo que no se cumpla, su rendimiento está siendo maravilloso. Uno de los fichajes que mejor sabor de boca me está dejando en estos primeros pasos de curso deportivo. Yo ya no pienso en Messi de culé. Es así. Puede ser rotundo, o antipopular, pero ya cerré esa puerta y por suerte he encontrado en el neerlandés una excusa para mirar hacia el Camp Nou.
Sigo y seguiré a Messi en el Paris Saint-Germain, sin duda. Pero allí, en ese clima, en ese terreno, con ese equipo. No más allá, porque no me aporta nada comparar, no creo que sea ni justo ni saludable seguir pensando en un Barcelona con el albiceleste.
Me encanta Memphis Depay y ya le tengo colocado en la vitrina de jugadores personales que me generan tal interés ante los cuales uno es capaz de sentarse frente al televisor, la pantalla del móvil, la tablet o la radio y seguir de cerca sus pasos porque sabes que van a pasar cosas. Y eso, en un club histórico como el Barcelona, son palabras mayores.
Añoren a Messi, pero disfruten de Memphis. No será su sustituto porque Leo es historia viva del fútbol y sería injusto por ambas partes compararles, pero que nadie os quite la ilusión ni os haga caer en el error, porque la vida sigue y en este Barcelona hay muchas más cosas interesantes de las que dicen para que caigas en el cubo de la basura.
Seguiremos de cerca a Memphis Depay en las filas azulgranas.