El VAR, la televisión y la manipulación
El VAR ya ha sido instalado, ya ha sido asimilado. La primera reacción fue el estallido. Suele ocurrir cuando estás acomodado en algo, en una situación que te genera comodidad, estabilidad. Pero cuando llega algo novedoso, que encima llega impuesto, que no puedes controlar, la reacción primaria es la del estallido, la queja, la crítica, y esa indignación falsa, de marca blanca, que tanto se lleva hoy en día. Pero, como todo en la vida, pasó. Pasó esa indignación de no recibir con buenos modos la implantación del VAR para dar paso a otro tipo de indignación, ahora sobre su funcionamiento.
Sí, la (falsa) indignación sigue, permanece. Los viejos vicios de la sociedad nunca se marchan, y el fútbol es uno de sus rincones favoritos. Un deporte en el que la polémica es el gran fruto dulce consumido en masa fuera de los terrenos de juego, la indignación es algo que no se marcha ni frotando, ni con agua caliente, ni siquiera cambiando de ropa. Está ahí, siempre.
El VAR, como digo, no tuvo el mejor de los recibimientos. “Se pierde mucho tiempo”, “No es perfecto”, fueron algunas de sus primeras valoraciones. Y seguramente eran ciertas. El problema llega ahora cuando es acompañado de ese otro término conspiratorio relacionado al sabotaje, a la manipulación. Eso siempre. El VAR no es, seguramente, la herramienta perfecta, ya que existen ciertas jugadas, ciertas acciones, que no acaban de ser neutrales u objetivas. Siempre quedan vacíos legales, puntos muertos, en los que la subjetividad queda al descubierto, en los que la decisión es puramente humana, en los que el árbitro debe decidir según su criterio, y no tanto ante la obviedad. No todos los fueras de juego son claros. No todos los goles fantasma son claros. No todos los penaltis son claros. Evidentemente, en ese tipo de casos, la figura del colegiado sigue siendo determinante y eso es el gran hándicap del VAR. La polémica sigue, y sigue porque es algo innato de este deporte.
Es por ello que, sí. Nadie se queja ya del funcionamiento, de si tarda, de si es eficaz, o de si es la herramienta perfecta. Ahora la gente ya entiende (con menor o mayor aceptación) que un partido puede estar parado 2-3 minutos para decidir una acción determinada que genera dudas. Ese ya no parece ser el gran problema. La grada estalla tras la espera de un gol, o silba contra el árbitro en caso de que la acción no sea la que beneficie sus intereses. Sí. Que una repetición deje claro que un gol es en fuera de juego, o que una entrada dura sea tarjeta roja, es polémico porque te beneficia o te perjudica. Miles de personas se indignan ante la evidencia de muchas acciones y explotan. Una situación un tanto ridícula, pero va en los genes del fútbol.
Otro caso son esas acciones comentadas unas líneas atrás. Esas jugadas en las que no queda claro ni siquiera con la intervención del VAR, de la tecnología, o de las repeticiones. Sí, existen. Y existen bien por la complejidad del deporte o bien porque quedan al criterio del colegiado. ¿Cómo de grave es una entrada? Los beneficiados dirán que mucho. Los perjudicados dirán que no es para tanto. Y en mitad de ellos, el árbitro, quien deberá decidir según su criterio (o subjetividad) hacia donde se decanta la balanza. Y entonces, conspiraciones, campañas, incluso manipulaciones. De los creadores de “Corrupción en la Federación” llega ahora la corriente que afirma que las realizaciones televisivas tienen una línea editorial y las repeticiones se ofrecen eligiendo las “mejores” cámaras para beneficiar a unos y perjudicar a otros. Es decir, como el VAR decide según las imágenes ofrecidas se da por hecho que esas son la realidad y entonces se decide en base a ellas. Pero muchos aseguran que no siempre se ofrecen las mejores, sino las que siguen una línea editorial. Un tanto conspiranoico, pero os contaré algo.
Me encontraba trabajando durante el pasado Clásico copero. Un partido que fue retransmitido en GOL, en TVE 1 y en TV3. Tres televisiones que reunieron en total a más de 10 millones de teleespectadores durante el encuentro. Pero bien. Coincidió que en el inicio de encuentro en puesto de trabajo habían muchas televisiones encendidas y tuve en mi plano visual dos televisiones que, casualmente, tenían canales diferentes. Y sí, me resultó curioso. Las dos cadenas no tenían el mismo plano en el inicio de partido. Una situación que me resultó curiosa y que me llamó la atención porque era el mismo encuentro y ya para empezar dejó claro que no se retransmitía con la misma realización para un canal y para otro. Es decir, existen diferentes puntos de vista de un mismo partido. A partir de aquí, no entraré en debates ni en polémicas, pero sí puedo aportar que aquel partido tenía planos televisivos diferentes.
El VAR ha sido bienvenido. Ya nadie se queja del tiempo que se pierde. Ha sido bien recibido porque genera polémica. Ese es el gran carácter omnipresente que irá abrazado al fútbol de forma casi eterna porque, aunque guste, aunque disguste, el fútbol sin polémica perdería un matiz que a muchos les da la vida.