Dani Parejo sí quiere
El Valencia no despega. El conjunto valencianista sigue sin confirmar expectativas y, lejos de ello, sigue dejando escapar puntos de partidos que tiene en su mano. El encuentro liguero contra el Real Valladolid, un nuevo caso.
Las estadísticas en Mestalla de los de Marcelino son muy claras: sólo han ganado 13 de sus 30 puntos disputados como locales. Es decir, los rivales han sumado 17 puntos esta temporada en el coliseo valencianista. No hay ninguna ley escrita y oficial que confirme este estatus. Nada ni nadie obliga a un equipo a sumar el cien por cien de sus puntos en casa, pero suele decirse a nivel popular que un estadio propio debe ser algo similar a un fortín, donde los equipos rivales deben trabajar y sufrir para sumar. El Valencia esta temporada está lejos de conseguirlo. Quizás demasiado.
En medio de esta temporada irregular a nivel de sensaciones (porque a nivel deportivo realmente todavía tienen opciones reales de entrar en torneo europeo) aparece la figura de Dani Parejo. El capitán valencianista sigue sin tener el reconocimiento mediático que merece. O al menos no a nivel generalizado. El centrocampista español siempre ha ido acompañado durante su carrera de campañas populares a favor y en contra. Pero existe algo cada vez más sólido: cuando aparece Parejo, aparece el Valencia.
El capitán del conjunto blanquinegro volvió a aparecer con un remate de primeras fantástico, con un gol de muy buena factura, para adelantar a los suyos el pasado sábado ante el Real Valladolid. El Valencia volvía a tener en su mano una importante victoria. El Valencia volvía a cumplir a el objetivo gracias a la presencia de su brazalete. Pero luego se esfumaron los tres puntos por culpa de una obra de arte de Alcaraz a balón parado que en las últimas horas ha opositado ya para estar presente entre los mejores goles de la temporada.
Pero la relevancia de Dani Parejo no nace de este gol concreto. No es casualidad que en las últimas temporadas positivas del Valencia (aquellas que se cerraron con clasificación para Champions League) la figura del capitán fuera importante. Se le acusa de ser algo irregular, que no encadena dos cursos deportivos seguidos a primer nivel, pero lo cierto es que su irregularidad va de la mano del rendimiento valencianista, del rendimiento colectivo. Cuando aparece la mejor versión de Parejo, aparece la mejor versión del Valencia.
Una temporada irregular, pobre, de los de Marcelino. Pero Dani Parejo vuelve a ser el faro, el referente. De hecho, en mitad de una preocupante sequía goleadora, el capitán es el máximo goleador del equipo. Tirando del carro, haciendo uso ético del brazalete, siendo el líder una vez más de los suyos sobre el terreno de juego, demostrando el liderazgo que muchos le piden y otros tantos le echan en cara cuando no tiene su mejor tarde.
La celebración del 1-0 frente al Real Valladolid es el claro ejemplo. Si uno se descontextualiza, parece que el Valencia estaba disputando la final de un gran torneo europeo. Pero no. La rabia, la emoción, de Dani Parejo reflejaba varios puntos de vista. Era él, de nuevo, otra vez, quien marcaba la diferencia. En ese mismo momento el Valencia cumplía el objetivo de los tres puntos gracias a un remate maravilloso de primeras tras centro de Carlos Soler y se colocaba muy cerca de puestos europeos. La temporada del Valencia no está siendo excelente, pero en ese mismo momento se encontraba a sólo 3 puntos de Europa.
Cuando funciona Parejo, funciona el Valencia. Cuando el capitán hace acto de presencia a nivel goleador o a nivel asistente, el rendimiento del equipo consigue puntos de inflexión. Y no es casualidad que cuando él marca la diferencia el equipo obtiene beneficios. Evidentemente, como ocurrió ante el Real Valladolid, Parejo no juega solo y es complicado sacar adelante él solo un proyecto, un curso deportivo, cuando el colectivo sigue estando muy lejos de lo establecido.