Cuando la excelencia se convierte en un castigo: Manchester City
El Manchester City es líder de la Premier League con 32 puntos de 36 posibles. Sólo Wolverhampton (1-1) y Liverpool (0-0) han podido obtener algún resultado no-negativo (permítanme la licencia) ante el conjunto del Etihad Stadium.
La Premier League ya ha vivido sus primeras 12 jornadas en el curso deportivo 2018/19 y ya existen 3 equipos que aspiran a ser campeones, o al menos están trabajando sus oposiciones para conseguir la nota buscada a final de temporada. Ni Manchester City, ni Liverpool, ni Chelsea. Ninguno de ellos han perdido un sólo partido hasta la fecha en las islas británicas (el Chelsea ni siquiera en líneas generales con el resto de torneos) y mantienen su estatus de equipos invictos (que no imbatidos) en el torneo inglés.
El conjunto de Pep Guardiola arrasó literalmente la Premier League la pasada temporada y muchos afirman que ya lleva camino de repetir éxito esta temporada, pese a que de momento la ventaja respecto a los de Anfield y Stamford Bridge siga siendo mínima. Un proyecto poderoso a nivel deportivo y económico. Un club que está marcando una época de la mano del técnico catalán en el banquillo y que, pese a estar consiguiendo un éxito frondoso, parece que fuera de las islas británicas, en ese territorio de “ahí enfrente” (así se asegura en el territorio insular) que algunos llaman Europa y otros viejo continente, no están llegando las imágenes bien codificadas, en alta calidad, en high definition.
Algo ocurre. La lógica derrapa, se sale de sus vías, produce un chispazo, gotea. No puede ser que un equipo que no ha perdido ni un partido, que suma casi la totalidad de sus puntos en juego, que es el máximo goleador del campeonato (y uno de los máximos del fútbol europeo), que cuenta en sus filas con algunas de las estrellas máximas del deporte más universal del mundo, sea menospreciado, o infravalorado.
Argumentos como aburrimiento, el nivel real del campeonato, de su nivel económico, incluso críticos con el técnico (quizás más con orígenes políticos que deportivos). ¿Aburre el Manchester City? ¿Es la Premier League un campeonato de nivel bajo? ¿Lo tienen más fácil por el megaproyecto económico que lo respalda? ¿Es Guardiola mal entrenador? Seguramente de los argumentos anteriormente citados sólo puedo verificar uno de ellos. Evidentemente, tener un grupo inversor de incalculables beneficios anuales que tiene el dinero por castigo ayude mucho. De hecho, de no ser por su llegada en 2008 seguramente el club de Manchester quizás no estaría en vigencia.
La cuestión, supongo, como es mainstream (que dirían los modernos) es ponerse el neopreno, coger la embarcación, y sumergirse en la gran marea. ¿Hacia dónde van? ¿Qué dicen? Si los grandes focos y altavoces aseguran que aburre, que no tiene emoción, sigámosles. Personalidad no se sabe, pero estarán dentro de lo popularmente correcto. Recuerden, con perdón, que millones de moscas acuden a los excrementos y seguramente no sea una experiencia agradable si se la proponen.
El reto de ganar un torneo sin perder, de conseguir cifras goleadoras estratosféricas, de aspirar a conseguir muchos trofeos, de ver a jugadores de primerísimo nivel mundial. Sin dejar de lado, en el global de la Premier League, que hasta la fecha los del Etihad Stadium no son los únicos que no han perdido, ya que ni Liverpool ni Chelsea conocen tampoco la derrota. De hecho, sólo 6 equipos no han perdido un partido en las grandes ligas europeas a mediados de noviembre. Son sólo 6 los equipos que siguen sin perder, de los cuales 3 (la mitad) juegan en Inglaterra.
¿Por qué no perder, rendir a un enorme nivel, se convierte en algo negativo, escupido, erosionado y no se convierte en elogios, aplausos y seguimiento mediático positivo? Activen la voz de Mourinho en sus mentes y repitan conmigo: “¿Por qué?”