¿Alguien dudaba de a quién apoyaría La Liga?
Este pasado fin de semana leí que La Liga se posicionaba a favor del Barcelona en el culebrón histórico en el que ya se ha convertido la salida de Leo Messi.
Una salida que sabíamos todos que se produciría. Una salida que, tarde o temprano, llegaría. Un adiós seguro. Esa no es la clave, ni la polémica, ni siquiera el morbo. Todo esto recae en un punto muy concreto: las formas.
Se rompe el matrimonio más admirado, querido, idolatrado. Se rompe la relación que parecía eterna, infinita, y lo hace de la peor de las formas. Uno se para a pensar y no ha visto nunca a Messi luciendo la camiseta de otro club de fútbol. Sí otros colores, los de su selección. E, insisto, lo peor de todo es el tono, no la base. El tema no está en que se vaya Leo. La clave son las formas, cómo va a ocurrir todo.
El burofax de Messi es el “dejarlo por Whatsapp” que tanto se ha criticado los últimos años. La salida fría, distante, explosiva. La salida de Messi viene de lejos. Un cúmulo de situaciones, sensaciones, conversaciones privadas que, después de mucho tiempo, ha tenido en la histórica derrota del Barcelona ante el Bayern de Múnich su punto más alto. El explosivo que ha hundido todo.
Pero, ahora, la polémica legal. Ahora todo ha apartado lo deportivo. Ahora todo ha aparcado lo futbolístico. Messi se apoya en una cláusula contractual que cree sólida y firme, pero que desde el club se asegura que no es tal. Y en todo ha opinado La Liga. El máximo organismo del fútbol liguero español ha llegado para sumarse al show mediático en el que se ha convertido todo esto. Y, evidentemente, se postula a favor del club.
Pero la pregunta es muy clara: ¿alguien dudaba de que La Liga apoyaría al Barcelona? ¿Alguien dudaba de que Tebas apoyaría al club y no a Messi? El apoyo se posiciona a favor del pago de la cláusula de rescisión, y no a la cláusula en la que el jugador argentino se basa para quedar liderado. Pero, claro. Claro que La Liga apoya al club. Por supuesto.
Sin Messi no hay show. Sin Leo el negocio de Tebas se va al garete, se hunde, se echa todo a perder. Primero fue Cristiano, ahora sería Messi. Su liga de los sueños dejaría de existir. Esa liga considerada como la mejor del mundo que sólo existe en un mundo paralelo en la que ni él mismo ni sus apoyos cercanos deben creer. El fútbol español hace años que no tiene buen corriente sanguíneo, pero lo camuflan con nombres de estrellas y éxitos europeos. Pero esas estrellas juegan en los mismos equipos de siempre, ese éxito europeo no supera los 3 nombres de clubes. Puro maquillaje. Y ahora sin Leo todo se iría abajo como un castillo de naipes.
Sin Messi el fútbol español perdería foco mediático. Sin Messi los derechos televisivos de La Liga perderían valor tanto en España como (sobre todo) en el extranjero. Sin Messi, probablemente, la batalla Real Madrid-Barcelona perdería emoción y, para ellos, el campeonato dejaría de tener potencial. Algunos valientes ya afirman que el hipotético adiós de Messi igualaría todo. Sí, claro, como si el Real Madrid no recibiera más comodidad a partir de ahora. ¿Recuerdan ese calificativo de que La Liga bipolar era la “liga escocesa”? Pues va camino de repetir los mismos pasos que en Escocia. Si antes había algo de competencia entre Celtic de Glasgow y Glasgow Rangers, la desaparición de los protestantes (pese a su refundación) ha hecho que ahora haya un campeonato en el que los católicos de Glasgow ganan año sí y año no.
¿Sería La Liga sin Messi como el fútbol escocés? No, evidentemente, pero si Tebas basaba el 80% de sus discursos en la batalla galáctica entre Real Madrid y Barcelona, ahora, sin Messi, se le acabaría el chollo. ¿Cómo intentaría vender ahora el campeonato sin Cristiano ni Messi? ¿Cómo intentaría explotar mediática y económicamente un torneo sin los mejores jugadores del mundo?
Pues claro, evidentemente. A Tebas no le interesa el adiós de Messi, y como sabe que va a producirse, que sea de la forma más complicada para, al menos, forzar que todo acabe en un show mediático sin consecuencias. Al menos este verano. A La Liga no le interesa en absoluto perder a su máxima estrella, a su referente. Y menos aún en un año 2020 muy complicado que ha escrito un nuevo guión por la crisis sanitaria del coronavirus.
Partidos sin público, sin ambiente, con un Real Madrid que ahora sería más favorito y restaría igualdad, y sin Leo Messi. El escenario es un desastre para los planes de Tebas. Por eso, claro, no interesa posicionarse al lado del jugador. Si se va, al menos que no se le faciliten las cosas.
Parece que se presenta un horizonte cargado de dudas, desenfocado, en el que el fútbol español no sabe qué hacer, hacia dónde mirar ni cómo seguir vendiendo La Liga como la mejor del planeta. Una situación delicada.