Iñaki Aval nos recomienda un pronóstico para la Liga Santander.
Se viven tiempos complicados para el Atlético de Madrid. Porque en los últimos cuatro partidos no solo no conoce la victoria, sino que esto ha tenido una gran repercusión dado que ha supuesto la eliminación de Champions y porque, a nivel de sensaciones, el equipo transmite un bloqueo preocupante e, incluso, cierta apatía. Compitió fatal ante un Porto que se encontró una defensa tremendamente descoordinada y, frente a los repliegues de Bayer Leverkusen, Cádiz o Espanyol –estos últimos con una expulsión tempranera–, además de tener problemas para abrir esas defensas cerradas, sufrió mucho al contraataque. Paradójicamente, ha sido aquí donde João Félix más se ha revelado. Con un doblete contra los gaditanos y otro tanto frente a los barceloneses, pero, lo más importante, fue que entró con ese hambre y cambio de ritmo ofensivo que tan bien le sentó al Atlético de Madrid. Y, por si Simeone no tuviese muchos problemas y pocas certezas ya, el portugués vio la quinta amarilla este domingo y será baja en la última cita liguera del equipo colchonero antes del Mundial.
Ahora, se encontrará un rival que ha comenzado la temporada tal y como se esperaba, con evidentes limitaciones individuales, con planteamientos de mínimos y agarrándose a la capacidad para pelear balones en largo de Muriqi o la técnica en el golpeo de Kang-In Lee. Este RCD Mallorca de Aguirre, en línea continuista con la idea que le dio la salvación “in extremis” el curso pasado, es un equipo construido de atrás hacia delante, mucho más trabajado en lo defensivo que en lo ofensivo. Sí con capacidad para dañar saliendo rápido al espacio, pero, sobre todo, haciéndose fuerte mediante otro repliegue que obligue al rival a inventar en campo rival. Esto viene siendo un problema, pero también puede ser una oportunidad para testar el ataque posicional de Simeone. Ante este tipo de equipos, es clave que aparezcan la clarividencia de Griezmann entre líneas, el desborde de Carrasco, los pases filtrados de De Paul, los giros de Correa o los desmarques profundos de un recién recuperado Marcos Llorente. Incluso, el balón parado puede ser un buen aliado. Argumentos tiene, aunque muchos de estos vienen siendo poco complementarios y, lo más preocupante, vienen siendo poco consistentes en el tiempo.