Iñaki Aval nos recomienda un pronóstico para la Copa Libertadores.
Las semifinales de esta Copa Libertadores 2022 se abrirán con el que, probablemente, sea el duelo más cerrado de los cuatro partidos venideros. Así lo hace presagiar el estilo del Athletico Paranaense al que acaba de llegar Fernandinho desde el Man City, como al vigente bicampeón Palmeiras. La calidad del plantel dirigido por Abel Ferreira escapa de toda duda, pero a sabiendas de que el capítulo 1 de su manual recita que, en caso de jugar la ida fuera de casa, la prioridad será destruir, dejar correr el tiempo y jugar con la ansiedad del rival. En eso es un equipo histórico ya.
Y, sin ir más lejos, es lo que se vio en su durísimo cruce de cuartos de final, donde Atlético Mineiro tuvo que llevar toda la iniciativa jugando la ida en casa; así como en un choque de vuelta que finalizó 0-0 por el gran partido de Weverton, meta de Palmeiras y habitual tercer portero en las listas de Tite. La mejor noticia para`El Verdao´ fue meterse en estas semifinales resistiendo al dominio rival hasta vencer en la tanda de penaltis; la mala, terminar con 8 futbolistas de campo y tener que afrontar este próximo partido sin Danilo y Scarpa, dos piezas elementales que no estarán por haber visto la roja. El primero para garantizar un buen sistema de robos y coberturas desde el mediocentro, y el segundo para poner la creatividad en 3/4 de campo y lanzar el balón parado con su fantástico pie izquierdo.
El Athletico Paranaense de Scolari, un viejo conocido por Palmeiras ya que le dio su primera Copa Libertadores en 1999, ha demostrado que tampoco se siente especialmente cómodo teniendo que abrir repliegues y jugando partidos abiertos pese a la capacidad de David Terans o Tomás Cuello en 3/4 para filtrar últimos pases. En ellos, y en un Vitor Roque muy agresivo yendo al espacio desde la punta y con gran olfato goleador, se sustentan las grandes bazas de los locales para viajar al decisivo partido de vuelta en São Paulo con ventaja. Sin embargo, lo previsible es que este último parta desde el banquillo –viene siendo habitual a sus 17 años– y que Palmeiras imponga su ley de no dejar jugar.