¿Sigue interesando el fútbol?
El mundo del fútbol no pasa su mejor momento. Al menos el fútbol con el que crecimos, del que nos enamoramos. Es una realidad incontestable que debe asumirse como una situación a analizar y no dejar en el olvido.
Las nuevas generaciones de aficionados, el 'efecto doble pantalla', el contexto sanitario por la pandemia que provoca encuentros sin aficionados ni ambiente y todo cada vez más enfocado al audiovisual, han provocado que el interés por los partidos de fútbol hayan perdido interés. Es una realidad. Diversos estudios así lo confirman. Varios trabajos estadísticos confirman que el interés ha decaído, y parece que los argumentos son sólidos, reales e incluso lógicos.
Personalmente, me pasa. No quizás en todo su esplendor, porque sí veo fútbol, sí consumo partidos enteros, sí sigo mi dulce rutina semanal viendo a mi equipo, viendo partidos y siguiendo la actualidad deportiva como antaño. O al menos lo intento. Pero, también, debo reconocer que no es lo mismo, que incluso en ocasiones reflexiono si realmente me sigue interesando o si lo veo puramente por mi parcela profesional.
Lo que más me cuesta es seguir viendo fútbol sin aficionados en los estadios. Da la sensación de estar viendo algo antinatural, como ficticio, como implantado. Si a eso se le suma el efecto (ridículo bajo mi punto de vista) de simular ambiente con los cánticos y reacciones del FIFA el sentimiento de pereza crece de forma considerable. Es tal cual. Parece un videojuego.
Todo ello sin tener en cuenta ese papel de los jugadores, quienes parecen ser superhéroes ante la pandemia. Mientras la gente sufre, se ve limitada, ellos siguen adelante con el único objetivo de cumplir los contratos que les imponen a los clubes.
Hablo por mí, por mi generación, pero debo entender que el consumo de contenidos ha cambiado muchísimo. Plataformas como YouTube, Twitch o TikTok, más las ya conocidas para ver películas o series, hacen que la capacidad de concentración de los jóvenes (destaco esto porque era uno de los puntos destacados de esta serie de estudios que han surgido durante el último año) haya cambiado el aire de consumo en el mundo del fútbol.
El anciano que lleva décadas viendo a su equipo, seguirá viendo a su equipo. Adaptándose a las novedades en forma de plataformas, pero seguirá haciéndolo porque es su rutina, su afición pasional semanal. Pero las nuevas generaciones es muy diferente, y es cierto que contenidos que duran 90 minutos es demasiado viendo sus dinámicas de consumo. Por ello, cae. Cae su interés, su consumo, las audiencias de partidos y, en consecuencia, el valor de los derechos televisivos.
Es un efecto dominó demasiado claro como para seguir dejándolo estar como si nada. ¿Sigue interesando el fútbol? Creo que sí. Rotundamente sí. Lo que no tengo tan claro (me siento descolocado escribiendo esto) es si interesa el formato que conlleva. ¿Qué pretendo, que cambien la duración de los partidos? Yo no, pero es evidente que a las nuevas generaciones no les interesa y los partidos son, digamos, demasiado largos.
Si hace un año y medio me dicen que a veces llega el sábado y no sé qué partidos hay realmente ese fin de semana me hubiera preocupado. Y ahora me pasa. Me pasa y, contra todo pronóstico, no me preocupa. Lo asumo como algo "normal", como asumiendo que este fútbol no es lo que me gustaba.
Yo tengo claro qué es lo que ha podido disminuir mi interés: los estadios vacíos. Como aficionado y enamorado del fútbol inglés, ver las gradas sin aficionados, sin cánticos, sin ese ambiente tan diferente, mágico y especial, se hace pesado. Si a eso le sumo que ha desaparecido la franja de las 16:00 de toda la vida (con varios partidos a la vez) lo cierto es que ya hay partidos que ni siquiera hago el amago de ver. Y me entristece.
Vuelvo a la pregunta del título. ¿Sigue interesando el fútbol? Creo que sí, pero me temo que mucho menos. El dinero por delante del deporte y los hábitos de consumo han cambiado todo y aunque no queramos se están produciendo cambios.