¿Qué pasa con Jack Grealish?
El Manchester City fue protagonista claro del pasado mercado de fichajes, tanto en materia de altas como de bajas.
El proyecto Sky Blue de Manchester tenía dos grandes objetivos para reforzar la plantilla, como eran Harry Kane y Jack Grealish. Deportivamente, el refuerzo vital y prioritario parecía claro. Necesitaban un delantero, un atacante de primer nivel, porque Agüero no renovaba, dejaba el club como una leyenda viva de sus filas y ponía rumbo a Barcelona. El nombre era claro: Harry Kane.
Sin embargo, no fue él, pese a que se habló muchísimo de su alto interés en recalar en las filas del Manchester City. Se comentó de todo, incluso que había retrasado el regreso a los entrenamientos de vacaciones para forzar su salida. Pero no. El primer gran fichaje (otorgándole la etiqueta de prioritario) fue Jack Grealish, procedente del Aston Villa.
El jugador de Birmingham llegó tras previo pago de la escalofriante cifra de 100 millones de libras. El traspaso generó la misma expectación, ilusión y críticas. Era el jugador de moda, el 'bad boy' de la Premier League por excelencia, uno de los futbolistas más en forma del campeonato.
Su fichaje tenía sentido. Era un refuerzo de garantías. El Manchester City fichaba a un jugador de garantías, con experiencia sólida y demostrable, y un filón mediático que se traduciría en venta de productos con su imagen y nombre.
Sin embargo, ya desde el principio quedó claro que fue una sorpresa por muchas razones. Para empezar, se catalogaba a Kane como la prioridad, pero la llegada de Grealish descolocó a muchas aficionadas y aficionados. Pero, además, los 100 millones de libras pagados fue un impacto que generó debates sobre si era excesivo su precio o si su fichaje minimizaba opciones para la llegada de Kane.
Un fichaje que creó una expectación enorme. Su precio, su personalidad, su imagen pública y sus buenas temporadas como líder total del Aston Villa generaron un escenario muy atractivo.
Pero su rendimiento empieza a ser decepcionante. Marcó en su debut en el Etihad Stadium, todo parecía ser una fiesta perfecta y un fichaje acertado, pero pronto empezó a decaer, a desinflarse la burbuja y su incorporación ya no parece tan espectacular como en agosto.
Su participación en el juego del equipo no está siendo tan determinante como en Villa Park. Era de esperar por la magnitud de ambos proyectos, pero se ha confirmado. No es tan desequilibrante como antaño. Es cierto que sigue manteniendo un imán para recibir faltas de rivales, sigue siendo una amenaza deportiva, pero su rendimiento empieza a no cumplir expectactivas.
A sus actuaciones se le suma que ha estado fuera varias semanas por lesión. Su figura ha estado fuera del foco durante un tiempo y parece que la burbuja de Jack Grealish en Manchester ya no es tan gigantesca como en verano.
¿Es un fichaje fracasado? No me atrevería a ser tan rotundo ni directo. No considero su fichaje un fracaso, pero es cierto que la enorme exigencia que le suponía personal y deportivamente parece no estar cumpliendo expectativas.
Abrazado a un estratosférico precio pagado, a su presión mediática tanto de conocidos como de extraños y su figura de 'bad boy' parece que puede estar provocándole una carga extra que está afectando a su rendimiento.
Por suerte, es diciembre, quedan muchísimos meses por delante, muchos torneos por finalizar, y su dinámica todavía puede mejorar, ascender y acabar firmando una buena temporada. Por ahora, me temo, no está obteniendo una nota alta. No suspende, pero deberá estudiar más para obtener la media que se esperaba a final de curso.