Navidades en Cruz Alta, Córdoba o el pecado de la historia en el fútbol moderno
Malos resultados, mal juego, malas expectativas. El Athletic está en una crisis tan profunda que podría acabar con la frase de “nunca ha estado en Segunda” en cuestión de meses. Y, como no, el primer sacrificado podría ser Eduardo Berizzo.
Navidades en Cruz Alta, Córdoba o el pecado de la historia en el fútbol moderno
Parece ser que eso es lo que se propone conseguir Eduardo Berizzo con su dirección técnica del Athletic Club. Sin competición europea, pintaba a año de reconstrucción del equipo para los bilbaínos, poder jugar sólo de domingo a domingo con la salvedad de la Copa del Rey, esa en la que siempre han competido bien casi sin querer. Un camino de rosas, para lo que suele ser un año deportivo en Bilbao, con viajes cada jueves por la UEL.
Pero, casi 3 meses después, la realidad es otra. Un punto por encima del descenso, una sola victoria en once encuentros, a gol por partido y a casi gol y medio encajado por duelo. Esos son los guarismos de un Athletic donde lo peor no son los resultados, sino las expectativas. Con intromisiones de la directiva en los onces (Herrerín desterrado de la alineación hasta que firmó su contrato de renovación, ahora parece que Muniaín está corriendo la misma suerte), un juego lamentable donde ni se genera peligro ni se soluciona el que generan los rivales y, lo peor de todo: esto no se soluciona tirando de billetera en enero.
Porque la política de fichajes del Athletic está muy bien. Queda bonito el título colgado en la pared: “Sólo fichamos jugadores vascos”. ¿Qué en un día tonto confundes un vasco con un Navarro? Bueno, seguro que tiene ascendencia aizkolari, vale igual. ¿Qué en otro día tonto se te cuela un muchachito francés entre las filas? Va, Agen está relativamente cerca de Euskadi, tiramos millas que nadie se dará cuenta. El problema es que cada vez se puede flexibilizar menos la regla y, en un mundo globalizado como es en el que vivimos, es imposible mantenerse fiel a un principio tan autolimitante.
Así que, lo que ves es lo que hay – debieron decirle al Toto Berizzo cuando fichó por el conjunto rojiblanco. Ocupar ese banquillo es como quien se presta a dirigir una selección nacional de, por ejemplo, Uruguay. Solo que bastante peor nutrida de futbolistas jóvenes. En Uruguay están Cavani y Suárez a punto de jubilarse y tienes a Maxi Gómez tirando la puerta abajo; en Bilbao tienes a Aduriz peinando canas y si alguien tira algo abajo, es Williams y porque se estampa contra ello.
La papeleta a día de hoy es bien gorda. La temporada está empezada, la planificación deportiva es nefasta y no parece haber soluciones funcionales al alcance. Un cambio de entrenador no tiene pinta de ir a mejorar el rendimiento medio de una plantilla con grandes carencias en las 3 líneas del campo y que no parece tener recambios en el futuro cercano. Sin embargo, sabemos cómo funciona el fútbol y es posible que el en el horizonte del señor Berizzo se distancie del que puedan pretender tener desde la entidad rojiblanca. Somos muy aficionados a girarnos contra un entrenador cuando las cosas no van bien, pero si el fútbol de los leones es tan deficiente no es culpa única y exclusivamente del Toto, sino de que si ya fichando es difícil ser competitivo, sin hacerlo es imposible en el fútbol moderno.