Griezmann: originalidad, sí, pero mal ejecutada
Ya está aquí el verano, o eso parece. Acaban las grandes ligas, finalizan los grandes torneos, y los medios de comunicación empiezan poco a poco a llenarse de rumores, e informaciones sobre fichajes y movimientos de mercado.
No ha acabado el mes de mayo. Muchas ligas ni siquiera han puesto el punto final. E incluso quedan por saberse los dos grandes premios, las dos peras más dulce de la frutería, con la Champions League y la Europa League. Pero el fuego veraniego del mercado de fichajes ya empieza a coger temperatura, ya comienzan a moverse ciertos ríos informativos y la sensación de que va a ser un periodo de enorme tránsito informativo ya se ha instalado.
Insistimos. No ha acabado la temporada al cien por cien, pero ya tenemos varios nombres sobre la mesa que quieren instalarse como el megatraspaso del verano. Elegiré uno concretamente porque, primero, me parece un foco de interés mediático considerable y, segundo, porque me transmite cada vez menos interés. Sí. ¿Me crea poco interés y decido dedicar estas líneas? Quizás suene contradictorio, pero no es precisamente un elogio.
Hablemos de Antoine Griezmann. El delantero francés hizo oficial hace unos días que dejará este verano las filas del Atlético de Madrid. Tras un primer amago el pasado verano paralizado por un suculento contrato económico, ahora sí parece que va en serio. De hecho, es oficial. Lo ha dicho.
Hablemos de Griezmann porque sus últimas puestas en escena le han convertido en un foco mediático bastante particular. Polémico, ético o simplemente defendiendo sus interés, pero lo cierto es que el delantero francés ha generado un debate bastante diverso en los puntos de vista latentes, y todos ellos con un grado de aceptación.
El pasado verano generó un foco mediático pocas veces visto en el mundo del fútbol: desvelaría su decisión de renovar, o no, con el Atlético de Madrid a través de un documental. Una producción televisiva basada en un documental que narraba el día a día de su negociación, de su decisión. Por un lado, elogios hacia la originalidad de la idea. Por otro lado, críticas porque estaba jugando con el factor atención y generando un foco que tenía a millones de aficionados en vilo. Propios o extraños, rojiblancos o de otros equipos. Todos estábamos pendientes. Y ahí se creó el incendio. No tenía en cuenta los sentimientos de una afición que (hasta ese momento) le idolatraba y apoyaba al cien por cien y una despedida podía suponer una triste noticia.
Continuó. Aquel documental sirvió para anunciar que seguía en el club colchonero. A un alto coste, eso sí, con un megacontrato que le colocaba entre los jugadores mejor pagados del mundo. Pero esa motivación económica estratosférica ha durado un año. O eso parece. Hace unos días, con otro vídeo, sin dar una rueda de prensa (aquello que se le criticaba a cierto líder político por no dar la cara ante la prensa), anunciaba que dejaba el equipo al final de esta temporada. Y ya es oficial. Es un hecho. No sigue. Se marcha. Y lo hará sólo un año después de aquella mediática decisión.
¿Se le ha acabado ya la motivación? ¿Un megacontrato ya no es la solución? Anunció que se marcha, pero no el destino. Afirmó que dejaría el equipo, pero no comunicaba dónde seguiría su trayectoria profesional la próxima temporada. Todo ello en un contexto en el que ya se rumoreaba fuertemente que el Barcelona (que ya intentó su fichaje el pasado verano, y que fue protagonista secundario del mediático documental del verano pasado) volvía a tantearle. Ahora con más equipos, como Manchester City y PSG, pero éstos ya han anunciado de forma oficial que no intentarán su fichaje. Y sí, todo apunta, a priori, que lucirá de azulgrana la próxima campaña.
Pero volvamos al tema candente, al gran foco: el documental del verano de 2018. Ni gustó a los rojiblancos por jugar con sus sentimientos a cambio de una cuota de ego, ni gustó a los barcelonistas por ser los rechazados públicos. Y es el problema que se ha creado ahora. Los atléticos se han sentido ciertamente dolidos por ver cómo su importante subida de sueldo no ha servido demasiado, y realmente la decisión de seguir seguramente tenía más intereses y motivaciones económicas que deportivas. Pero los barcelonistas todavía están dolidos en parte por cómo jugó y rechazó el interés culé el pasado verano. De hecho, informaciones que nacen desde la ciudad condal afirman que el vestuario del Barcelona es consciente de lo que ocurrió, que no gustó esa decisión ni las formas, y ahora una gran parte de la plantilla blaugrana no estaría demasiado de acuerdo con la llegada del francés. Aunque lo cierto es que todo nace en la prensa, nada oficial.
Griezmann deja el Atlético de Madrid y ahora los grandes rumores apuntan a su llegada al Camp Nou. Suenan muchas grandes potencias para ficharle, pero varias han sido ya las que públicamente se han bajado de la puja y la opción del Barcelona ha cobrado más fuerza que nunca.
Ahora, la duda. ¿Cómo será anunciado? ¿Habrá otro documental con la productora de Gerard Piqué? ¿Sería bien recibido en su nuevo club tras lo vivido en 2018? ¿Llegaría al Barcelona con motivaciones deportivas o económicas? Después del ruido ocasionado a nivel mediático, ¿rendiría como se espera?
Muchas dudas, muchas preguntas y demasiados frentes abiertos en un traspaso que tiene muchas opciones de convertirse en una de las operaciones de mercado más mediáticas, comentadas y, seguramente, polémicas de este próximo verano.