Peter, vete ya... pero ¿qué pasa con el Valencia?

Hoy vengo a este rincón a hablar del Valencia. De nuevo, una vez más en los últimos meses. Pero esta vez tengo dos razones principales: Peter Lim y el periodismo deportivo en Valencia.

Creo, sinceramente, que algo se está tramando en la sombra. Creo, sinceramente, que después de un año turbio, cargado de relámpagos, de titulares, de idas y venidas, de gestos, de traspasos, algo está pasando de forma real. Y destaco real porque, insisto, creo que ha cambiado la situación.

En la capital del Turia ya existen informaciones que apuntan a que Peter Lim podría estar trabajando en la futura venta de sus acciones. Es decir, que podría estar trabajando de forma real hacia su marcha, hacia su adiós. Una noticia que, personalmente, festejo. Festejo, o festejaría, pero realmente no sé si es del todo buena.

No lo sé, porque Peter Lim no ha mejorado la situación económica del club. La situación de la economía valencianista es muy similar a la de su llegada en 2014. Es así. Entonces, si la situación sigue económicamente igual, ¿sería su adiós una solución? Digamos que ahora mismo Peter es algo así como un 'mal necesario'. Pocos, o nadie, desean su continuidad. Pocos, o nadie, le apoyan en Mestalla, pero su continuidad (con todo lo que conlleva) hace que la situación económica esté sostenida. Al menos durante su estancia. Y eso, por triste que parezca, deja algo real y sólido: es malo, pero mantiene el andamio.

Por eso, festejo los rumores (insisto, de otros medios) que apuntan a posibles movimientos en la sombra por los que el hasta ahora máximo accionista. Máximo accionista, que no dueño, ni propietario. Confieso que cuando las grandes masas (movidas por algunos focos) incendiaban toda la actualidad y apuntaban hacia Singapur, sinceramente, no acababa de estar del todo en esa corriente.

Pensé durante mucho tiempo (desde la distancia, pero bastante al día gracias a las nuevas tecnologías y alguna que otra conversación) que era más cosa de ciertas voces con grandes megáfonos que habían instalado el clima de la crispación. Yo, consciente de ello, partiendo de mi postura algo objetiva dentro de la subjetividad, me resistía a pensar que todo era tan negro, tan preocupante, tan jodidamente descarado. "No, no puede ser así", le confesaba a mucha gente cercana. Pero ahora creo, sinceramente, que sí va en serio todo, que ahora sí es grave la situación.

Me resistía. Intentaba a centrarme en lo puramente deportivo. "La temporada empieza de cero...", "No hay tan mala plantilla...", "Javi Gracia me parece un entrenador muy bueno, y más para esta situación...". Juntaba muchos de esos pensamientos y quería, de verdad, creer en este proyecto. Proyecto deportivo, concretamente. Quería (o intentaba) centrarme en lo deportivo, sabiendo lo comentado anteriormente. No estaba a favor de la gestión del club, pero me negaba a caer en la crispación, en la exaltación, en la locura colectiva. Me negaba porque no es mi forma de vivir el fútbol. Soy de los que pienso abiertamente que "el Valencia existía antes de Peter Lim y existirá sin él...", por eso quería aislarme de la basura. 

Pero ya no. Ya no porque lo ocurrido este verano ha acabado de convencerme de que puede estar pasando algo de verdad. Salen jugadores importantes por cifras irrisorias, salen jugadores importantes, no se ficha nada. Uno junta todo esto y se resume en acumular todo el dinero posible y gastar lo mínimo. ¿Por qué? Pues, evidentemente, ahora me encaja el contexto, lo vivido, lo visto, lo leído, lo escuchado durante los últimos meses: una posible venta.

Y reitero, me repito. Un hipotético adiós de Peter Lim sería una noticia positiva para acabar con este clima de tristeza, crispación, indignación, impotencia. Sería poner fin a una tristeza que percibo desde la distancia. Pienso desde mi despacho en el centro de Madrid en esa plaza de la afición, con Mestalla al fondo, mirando al estadio como si fuera una persona, y siento esa tristeza de mi tierra, de mis orígenes, digamos de mi gente. Y, por eso, lo celebro.

Pero, no nos equivoquemos. No nos equivoquemos y vayamos con calma. El adiós de Peter Lim y sus secuaces sería importante. Sería el primer paso, pero el primer paso de más que deberían llegar. El Valencia tiene una deuda que solventar, tiene que acabar un estadio por el que las instituciones públicas valencianas ya presionan de forma muy seria. El Valencia tendría que encontrar soluciones vitales. Es la realidad. Por eso digo, por raro o contradictorio que parezca, que el adiós de Lim sería una contradicción en sí mismo: se iría el perro, ¿pero se quedaría la rabia?

Quiero hablar también del sector periodístico. Y señalo a un sector al que pertenezco porque creo que han dejado de lado lo importante: la información. O al menos la información objetiva. Unos informan, pero crispan a la gente, como señalando, como llamando a la acción, como dándole mecheros para que enciendan las antorchas. Otros directamente ni informan, ni hablan de fútbol, ni analizan, ni profundizan.

Me duele ver cómo enfocan todo hacia eso, hacia el mensaje de acabar con Peter Lim. Entiendo su enfoque. Entiendo también que su pan depende de ello. Pero me entristece, porque noto mucha crispación, demasiado incendio, mucho más del necesario. Hay violencia verbal, odiadores mentalmente peligrosos. Lo noto, lo leo a diario, y me entristece, porque en el fondo de todo esto hay un equipo histórico, una institución gigantesca en el territorio que más adoro como mi Valencia natal.

Llega el fin de semana, tras días de no-información, el equipo no rinde, o incluso gana. Pero da igual. Se siguen lanzando flechas, se sigue subiendo la temperatura para crear un clima que no me gusta nada. ¿Sabéis que muchas veces debo omitir mis opiniones en redes sociales? Lo hago desde la libertad que muchos otros usan para crispar. Ni ellos son malos, ni yo bueno. Pero soy consciente de que tengo un escaparate demasiado importante como para decir según qué cosas.

¿No apoyé la manifestación en Mestalla? Claro que sí. ¿Quiero que siga Peter Lim? No, por supuesto que no. ¿Me duele ver al equipo de mi tierra así en estas condiciones? Rotundamente sí. Pero quiero pensar en el equipo, en los jugadores que han decidido seguir pese a todo, en un Javi Gracia que me parece extraordinario, en ese gusanillo justo antes del encuentro cuando ves la alineación oficial y sabes que vas a pasar noventa minutos de 'patiment'. Pero, siento ir a contracorriente de la gran masa, pero no quiero comprar el discurso de la crispación. Sería lo fácil, lo sencillo, pero me parece tan poco ético que tengo claro que lo debo apartar a un lado. Apartar, que no olvidar.

Celebro los rumores de venta. Me alegra, ni lo escondo ni lo omito. Pero, ¿qué va a pasar? El error sería dar por ganada la batalla popular contra los máximos accionistas y olvidar el escenario. Se iría Peter Lim, pero el club tiene una situación económica complicada, preocupante. ¿Qué pasaría?

Mi opinión, mi postura. Sí, ojalá se marchen, ojalá liberen al club de una tierra maravillosa, ojalá dejen libre el sentimiento secuestrado que ahora tienen, pero, por favor, que se haga todo bien, que se haga con una base consecuente que no haga peligrar la situación posteriormente.