¿Qué pasa con César Azpilicueta?
Volvió a ocurrir. Ya eran tres veces seguidas. Lo que era luz se convertía casi de forma automática en oscuridad. Lo que era agua se convertía en llamas. Un cambio demasiado brusco para ser real. Un cambio que empezaba a ser rutina y no fruto de una mera casualidad.
Era sábado. Me encontraba trabajando, en la previa del West Bromwich Albion-Chelsea. El conjunto de Stamford Bridge hacía oficial su alineación en The Hawthorns y volvía a sorprenderme por tercera jornada seguida: César Azpilicueta, suplente.
Ocurrió en el debut liguero ante el Brighton. Ocurrió (más preocupantemente) contra el Liverpool. Y volvió a ocurrir en The Hawthorns. El capitán omnipresente, el jugador que jugaba absolutamente todo (¡hasta los amistosos!), el líder que tira del carro en el vestuario y sobre el césped. Y, con perdón, cómo lo notó el Chelsea en la primera parte...
Los Blues (con una muy comentada nueva tercera equipación) firmaron un nefasto primer tiempo. Una primera mitad que pudo costarle la segunda derrota de la temporada, la segunda de forma seguida. Pero obraron el milagro y lograron empatar 3-3 un partido que al descanso caían de forma rotunda y contundente por 3-0.
Azpilicueta entró en el descanso. El capitán saltaba antes del inicio del segundo tiempo para intentar poner orden sobre el terreno de juego y, casualidad o no, acabaron firmando tres goles de forma contundente para salvar un punto que una hora antes parecía una quimera. ¿Fue gracias a Azpilicueta? Quién sabe. ¿Estoy diciendo que fue porque César estaba sobre el terreno de juego? Ofensivamente, evidentemente, no. Pero, ¿tuvo algo que ver que el capitán hiciera acto de presencia en el empate? Quiero pensar que tuvo algo que ver. Y, sobre todo, quiero pensar que sí fue importante en lo anímico.
Más respaldo moral, más seguridad. Un guía psicológico, un orientador para reconducir el camino. Y lo peor de todo, me temo que Lampard lo sabe. Lo sabe, pero Azpilicueta ha sido suplente en los tres partidos ligueros de forma sorprendente. Un jugador cuyo máximo valor es la polivalencia. Y no es poco. De lateral derecho, de central, de lateral izquierdo. Da igual donde juegue, porque te va a asegurar dos cosas: valentía ante el cambio y rendimiento óptimo.
Sigo sin entender lo que me pasó. Sigo sin entender ese momento en el que vi la alineación del Chelsea ante el West Bromwich Albion y no estaba el jugador navarro. ¿Qué ocurre, u ocurría, realmente? ¿Era una decisión de mutuo acuerdo, una decisión de Lampard, una petición del futbolista?
Ahora no sé qué esperar para este próximo fin de semana. ¿Será titular? ¿Volverá a ser suplente? Lo primero me alegraría; lo segundo me descolocaría.