¿Qué pasa con los penaltis en Italia?

Un nuevo fin de semana en Serie A con un número de penas máximas pitadas bastante elevado ha llevado a la opinión pública a alarmarse. ¿Por qué tantas infracciones? ¿Es justo que cada mano en el área sea sancionada? En las 31 jornadas que se han disputado en la liga italiana se suman 159 faltas dentro del área, 37 más que la temporada pasada a estas alturas. Un aumento que también se está repitiendo en España (aunque en menor medida) pero no en otras ligas como la Premier (solo llevan 83).

El encargado de elevar la queja esta semana ha sido Giampiero Gasperini, preparador de la Atalanta, después de que su equipo fuera perjudicado con dos manos dentro del área. El entrenador se lamentó de que “solo en Italia existe este tipo de interpretación en estos casos”. Su equipo dominó a la Juve en el campo y solo Cristiano Ronaldo, aprovechando los toques en el brazo involuntarios de Marten De Roon y Luis Muriel, pudo poner un 2-2 final inmerecido. Jugadas polémicas que también se vivieron en el Milan-Juve con Bonucci de protagonista o en los lances del juego en los que De Ligt se ha visto involucrado todo el año.

Aunque no solo son las manos dentro del área lo que han llevado a muchos a quejarse. En el Napoli-Milan, Maksimovic fue castigado intentando frenar a Bonaventura en una acción en la que toca el balón y acto seguido la pierna del centrocampista del Milan. Desde varios estamentos del fútbol insisten en que eso no debe ser sancionado como penalti, que si se pita esto pasamos a tener 2 o 3 penas máximas por partido. Lo cierto es que nadie está contento con este criterio tan exigente y mucho menos los defensas. Otros como Gattuso lo tiene claro: “no se pueden pitar todas las manos porque si no, los jugadores que son buenos técnicamente están jugando a golpear a la mano al rival. Eso no es fútbol”.

Obviamente estamos en un fútbol post-confinamiento, con muchos más errores defensivos y esto también está condicionando todo, pero es cierto que se necesita una reflexión respecto a determinadas reglas. Sobre todo porque falta claridad y en muchos casos ni el propio colegiado sabe qué debe pitatr. Da la sensación que depende de quién arbitre en el campo (y en el VAR)se puede pitar una cosa u otra, y esto condiciona la competición.