Luis Enrique anuló a Messi
El técnico asturiano volvió a su 1-4-4-2 en rombo, formación que no utilizaba desde el partido frente a la Real Sociedad en Anoeta del año pasado, tras el cual el Barça enderezó el rumbo y acabó ganando el triplete.
El análisis táctico del “Clásico” nos deja a un entrenador del FC Barcelona en evidencia ante la situación planteada por su homólogo en el Real Madrid, Zinedine Zidane. El planteamiento del conjunto blanco pudo parecer pobre en muchos aspectos, sobre todo en la renuncia al esférico en beneficio de la posesión casi total del rival, pero la entrada de Casemiro por Isco o James ya anunciaba las ayudas constantes en el centro del campo. Para combatirlo, Luis Enrique optó por su formación preferida en 1-4-4-2 (rombo) o 1-3-5-2 que ya utilizaba en el filial culé y en la Roma. El caso es que el dibujo consistía en que Messi jugara por dentro para romper las líneas del Real Madrid mientras que Alves y Jordi Alba tenían toda la banda para sumarse a esas largas posesiones y sorprender desde atrás. El resultado: no funcionó y el conjunto azulgrana perdió el encuentro.
Como ya comenté en este mismo blog, la clave del partido estaba en la presión del Madrid. Si bien es cierto que no adelantó las líneas de presión todo el partido, si demostró que cuando lo hacía, dominaba y creaba peligro donde más duele. Durante la primera parte prácticamente le regaló el balón al Barça y se limitó a cerrar líneas de pase y realizar ayudas constantes por dentro para cazar alguna contra.
La segunda parte siguió con la misma dinámica, en la que aún no había aparecido Messi, pero el equipo azulgrana llegó a adelantarse, lo que aún fue peor para ellos. ¿Por qué? Fácil de responder. El Barcelona estuvo jugando todo el encuentro con comodidad y cuando se adelantó en el marcador confió en que aún podía hacerlo. Se habían adaptado a tener la posesión segura sin apenas crear ocasiones de peligro pero lo cierto es que les costaba entrar por dentro y cuando los laterales del Madrid podían subir creaban superioridades constantes en banda. Messi jugó por dentro y sin espacios a un ritmo de caminata continua. Esto generó un sobreesfuerzo de los centrocampistas en la primera presión tras pérdida y para el los de Zizou era muy simple abrir a bandas tras robo. Y así llegaron ambos goles, incluso el de Bale que fue anulado.
En la batalla táctica Luis Enrique parece que solo contempló los minutos en los que el Barça iba a tener el balón, pero descuidó el contragolpe por banda con superioridades del Real Madrid y acabó pagándolo incluso con un jugador más en el campo. Casemiro, que ejerció de pivote por delante de la defensa, destacó por encima de todos en las constantes ayudas a los volantes Kross y Modric que jugaron más desahogados y llegaron más frescos al tramo final. Tras esta derrota táctica y psicológica, la expectación ante el duelo de Champions contra el Atlético es aún mayor.