¿Qué pasa con José Mourinho?

Jose Mourinho marcó una época en el mundo de fútbol. Su Porto, su primer Chelsea, su Inter de Milán. Aquellos años fueron inolvidables para los aficionados que crecieron absorbiendo fútbol por  entonces.

A partir de su etapa en Madrid, digamos, todo empezó a torcerse. Su porcentaje de títulos bajó y su polémica fue apoderándose poco a poco del terreno. Su discurso de "yo me llevo el foco para restar presión a mis jugadores" se le fue volviendo en contra, ya que sus éxitos deportivos fueron a menos y su tensión se traducía en más de un problema interno.

Mourinho nos encandiló a muchos. Sus títulos (entre ellos varias copas de Europa), su gestión de vestuarios y su espectáculo mediático le convirtieron, sin duda, en uno de los grandes focos del panorama futbolístico en el Viejo Continente. Era imposible no ser atraído. Podría gustarte más, o menos, pero lo cierto es que cuando hablaba el portugués el tema adquiría otra tinta.

Sin embargo, todo se torció. Sus éxitos se minimizaron, sus títulos ya no eran tan numerosos y sólo permanecía un discurso polémico que, lejos de erosionarse por su descenso deportivo, se incrementó. Menos éxitos y un foco polémico e incendiario que iba a más. El desequilibrio era real, crecía, y poco a poco se le ha ido cuestionando más y más.

¿Es un entrenador sobrevalorado actualmente? Lo sencillo sería decir que sí. Su última etapa en el Tottenham, el gran ejemplo, la muestra perfecta. Pero basarse sólo en lo vivido durante su estancia en el norte de la ciudad de Londres sería, además de injusto, incompleto. 

Su anterior etapa en el Manchester United tampoco fue brillante, pese a que ganó tres títulos. El rendimiento del equipo en Premier League siempre dejó demasiadas dudas, muchos interrogantes. Ganó la FA Cup, la EFL Cup y la Europa League. Hablar de fracaso sería exagerar en términos negativos, pero tampoco convencía como para analizarlo a la perfección. 

Su salida del Inter de Milán (etapa que ha afirmado siempre que fue una de las bonitas e imborrables de su carrera) marcó un antes y un después. Ahí fue perdiendo el aura de maestro. Ahí comenzó a perder su estatus de entrenador respetado. Sus continuas polémicas ya no eran respaldadas de los mayores títulos, y los (pocos) trofeos que fueron cayendo de su lado fueron siempre erosionados por una polémica continua que perjudicaba más que ayudaba.

La temporada que viene entrenará a la Roma. Volverá a Italia, donde confiesa haberse sentido mejor que en ningún lado. Pero lo hará de nuevo tras otra etapa gris (quizás la más cuestionada de su trayectoria, al no haber ganado ningún título) que para muchos sirve de argumento perfecto para cuestionarse si sigue siendo un entrenador competitivo o simplemente se dedica a vivir de las rentas como una vieja estrella de rock que ha pasado de llenar estadios a dejarse caer por festivales locales.

¿Qué ha pasado con Mourinho? ¿Ya no sirve su discurso? ¿Ya no surge el mismo efecto? ¿Ya no genera el mismo impacto emocional sobre sus jugadores? ¿Se le cuestiona mucho más que antes? Afirman que es más sencillo llegar a la cima que mantenerse y eso, da la sensación, parece describir a la perfección la situación del portugués.

Pese a ello, pese a todo, la Roma será uno de los equipos a seguir gracias, precisamente, entre otras cosas, por la figura de Mourinho. Sobrevalorado, o no, mantiene ese aura.