El valencianismo nunca se rinde

La situación del Valencia no es nueva. Ni es nueva, ni cambia. ¿O sí? Llevo meses escuchando, viendo, leyendo, críticas cada vez más acentuadas contra el máximo accionista del club, su empresa y sus asalariados. Pero, creo, sinceramente, que ahora está pasando algo de verdad.

Digo esto porque creo que el valencianismo sí se ha cansado de verdad, y están pasando cosas que pueden estar moviendo (por fin) la maquinaria. No sé hacia donde va la corriente, pero sé que hay movimiento. Es como estar durmiendo en un vagón de tren parado que, de repente, empieza a moverse. No sabes si va hacia adelante, si va hacia detrás. Y en caso de saberlo, no sabes hacia donde vas. Sólo sabes que hay movimiento, que antes no lo había y que algo está pasando. Eso, en el contexto actual del Valencia, creedme, no es poco.

Los regalos, digo ventas, de Francis Coquelin y Dani Parejo al Villarreal a precio saldo (he dudado en usar esta expresión porque me parece hasta demasiado) ha hecho estallar al valencianismo porque todo desprende un aroma de venganza de tintes personales que echa para atrás, y las consecuencias no son el adiós de dos ídolos de la grada, ni el haberlos dejado salir por cifras irrisorias, sino la sensación de que aquí el fútbol no importa, de que en todo esto importa muy poco a los que están moviendo los hilos. Ego. Ego puro. Un ego dolido hace tiempo que ahora ha tenido sus decisiones personales.

El fuego en Valencia está candente. Y ojalá fuera marzo. Y ojalá fuera las Fallas. Y ojalá fueran las altas y húmedas temperaturas de la capital del Turia. Pero no. El valencianismo no aguanta más contra Peter Lim, Meriton, Anil Murty y toda la corte de asalariados que en muchos casos nadie sabe a qué se dedican. Sólo se sabe que están ahí.

La protesta en las puertas de Mestalla. El movimiento con importantes ex-jugadores llamando a la acción del valencianismo. La web protesta que permite enviar mails a medios de Singapur para no seguir silenciando la postura de los aficionados ante la gestión de Lim. El valencianismo ha movido ficha de forma rotunda, y las primeras consecuencias están surgiendo. De ahí el movimiento comentado anteriormente.

Medios internacionales haciéndose eco de las protestas, hablando del velatorio metafórico que llevaron a cabo cerca de 1000 personas hace unos días. Medios de Singapur con miles de seguidores en redes sociales publicando noticias sobre las protestas. Esto hace unos meses no ocurría. Dicen, afirman, que el silencio, la censura y el “aquí no pasa nada” desde el club con sede en Valencia no llegaba en su totalidad al Valencia con sede en Singapur. Pero ahora los medios se hacen eco. Los medios singapurenses, los medios de Europa y, claro está, los medios españoles y valencianos.

Las primeras informaciones sobre una supuesta reflexión de Peter Lim sobre su continuidad han surgido. Nada oficial, ni concreto, ni creo que serio. Por ahora, claro, pero hay movimiento en Valencia, y no es poco. El valencianismo ha vuelto a salir al rescate de su club. Protestas similares a las vividas hace un año (sin soluciones ni consecuencias, eso sí) cuando Mateu Alemany dejaba el club por una decisión similar (por lo del origen personal, no profesional).

La duda sigue existiendo. El malestar sigue creciendo, pero los primeros sonidos de férreas maquinarias arrancando, iniciándose, empiezan a sonar en la Avenida de Suecia. El valencianismo ha despertado de verdad y empieza el movimiento.

¿Servirá de algo?