¿Qué le pasa a Harry Kane?

El Tottenham fue protagonista del pasado mercado de fichajes de forma secundaria. Una forma secundaria porque se convirtió en uno de los grandes focos sin actor principal. Ni ficharon grandes jugadores, ni traspasaron a ninguno de sus máximos estandartes.

Después de semanas y semanas (incluso meses) de rumores, de idas y venidas, de (supuestas) informaciones que convirtieron a Harry Kane en centro de atención del mercado británico, no pasó nada. Absolutamente nada. Ni fichó por el Manchester City, ni firmó por el Manchester United, ni se convirtió en nuevo jugador del Paris Saint-Germain, ni el Chelsea hizo movimiento alguno por ficharle. Kane confirmaba oficialmente que seguiría en el Tottenham esta temporada.

El delantero inglés vive meses de un foco mediático absoluto. Primero, por la pasada Eurocopa en la que rozaron el título y donde firmó un rendimiento totalmente ascendente, de menos a más. Segundo, por el ya comentado mercado de fichajes. Y ahora, tercero, por su rendimiento.

Harry Kane no está atravesando un buen momento de forma. Por falta de descanso durante sus vacaciones, por la presión informativa a la que tuvo que enfrentarse, por conversaciones que (parece ser) existieron ante la rotunda y sólida postura de Levy respecto a la decisión de marcarse, o quizás porque los defensas a los que se enfrentan realizan marcajes más duros. 

No hay una explicación oficial (ni la habrá), pero lo único cierto es que el atacante del Tottenham no está rindiendo bien. Ni a nivel estadístico ni, sobre todo, a nivel de sensaciones. No es que no marque goles (preocupante teniendo en cuenta que es uno de los mejores delanteros del mundo), sino que ha ocurrido ya en varias ocasiones que su participación en el área rival es prácticamente nula. 

Mapas de calor y estadísticas reflejan que su papel en el esquema del Tottenham se está traduciendo y plasmando simplemente en correr. Correr para intentar ganar posiciones, correr para presionar la salida de balón rival, correr para ayudar a compañeros. Pero, por muy raro que parezca, todo se resume en eso. ¿Falta de actitud? Quizás no sea la respuesta. 

Por eso, su inicio de temporada preocupa. No son sus estadísticas, ni sus cifras. Es la sensación que está ofreciendo sobre el terreno de juego.

Es cierto que viene de firmar la que, muy seguramente, fue la mejor temporada de su carrera. Mantuvo cifras goleadores espectaculares y se convirtió en uno de los mejores asistentes del Viejo Continente. Se mire por donde se mire, su pasada campaña fue objetivamente escandalosa. Quizás eso se haya convertido en una barrera más que le está marcando estas semanas.

El Tottenham le necesita y él, a nivel personal, también. Necesita reencontrarse, centrarse (si no lo está), relajarse y dejarse fluir. Este Harry Kane es demasiado decepcionante y su equipo, sus seguidores e incluso su selección necesita que se active lo antes posible. Cuando ocurra, los niños de la zona Spur del norte de Londres volverán a sonreír.