Pep Guardiola: el mago eterno de la pizarra

Sólo temas extradeportivos harán que Pep Guardiola no sea considerado el mejor entrenador del planeta. Sí. Política, su lugar de nacimiento o su ideología. Cualquiera de estos argumentos son los válidos para ir en contra del técnico de Sampedor. No se explica de cualquier otra manera. A nivel deportivo, es incontestable. Y sí, lo ha vuelto a hacer.

Pep Guardiola suma 27 títulos como entrenador en sus 10 años en los banquillos. Los últimos han llegado en una temporada 2018/19 que ha sellado 4 títulos para el palmarés y la historia del Manchester City. Tras un rápido y sencillo cálculo, sale fácil: 2'7 títulos por año. Pero no parece ser suficiente. No parece ser suficientemente válido para mucha gente que sigue atacando al técnico catalán. Pero, como dije al principio, sólo temas políticos, racistas incluso, pueden empañar una dinámica de éxitos a la altura de muy pocos en el mundo.

El Manchester City ha hecho historia esta temporada en Inglaterra. Los pupilos de Guardiola han conseguido sellar el triplete doméstico con EFL Cup, Premier League y FA Cup, siendo el primer equipo masculino en Inglaterra que lo consigue. Muchos, además, tienen en cuenta la Community Shield ganada en agosto, frente al Chelsea, un título de carácter oficial, que da inicio a la campaña en Inglaterra, pero que muchos no valoran realmente. El equipo de Manchester sí lo contabilizaba en sus celebraciones en su lema “FOURmidable”.

Una temporada histórica que vuelve a hacer brillar con luz propia al técnico catalán, quien ya suma 6 títulos como entrenador en las islas británicas. Su primer año acabó sin títulos, pero la pasada temporada ya dejó su huella con un doblete (Premier League y EFL Cup) y en la presente ha aumentado la cifra. Lo ha vuelto a hacer, y sigue escribiendo páginas doradas, latentes, vibrantes, en un historial de títulos a la altura de muy pocos en la Historia. Pero es catalán, ha defendido públicamente el derecho a decidir y se ha colocado un lazo amarillo en su ropa. Para muchos, eso es más importante y es el argumento perfecto para (intentar) silenciar sus méritos como entrenador.

Pep Guardiola es, seguramente, el entrenador más relevante del panorama actual. Seguramente no está solo, y a su lado aparecerán otros técnicos de gran calibre como Jurgen Klopp o Mauricio Pochettino. Evidentemente, la trayectoria de Guardiola tiene un hándicap que arrastra desde que decidió abandonar el Barcelona: desde entonces no ha ganado la Champions League. El otro argumento para (intentar) echar por tierra su trabajo. Es cierto. Desde entonces, no ha ganado otra Champions, y muchos aseguran que aquellas dos copas de Europa que cosechó fueron más fruto de la enorme generación de futbolistas que encontró en la ciudad condal que de su esfuerzo, trabajo y sacrifio. “No Messi, no party” que dirían muchos. Y quizás pueda ser su peor registro y una realidad incontestable.

A este Manchester City hay que verlo de cerca, sentirlo, seguirlo semana tras semana. Lo fácil, sencillo, al alcance de cualquiera, es criticar a Guardiola porque sólo entrena equipos poderosos. Barcelona, primero, Bayern de Múnich, luego, y Manchester City, ahora. Tres potencias deportivas y económicas que le han permitido convertirse en uno de los entrenadores más laureados, pero que esa realidad de “fácil accesibilidad” a grandes presupuestos esconda la realidad: su estilo, su discurso, su casi enfermedad por el fútbol.

Este Manchester City está en las Antípodas del histórico carácter fútbol inglés. Un equipo basado en la posesión, desde su portero hasta su delantero, que rompe líneas a toque de varita, que crea espacios desde la pizarra, que bate físicamente a sus rivales. Eso no es suerte, ni azar, ni nada improvisado. Pep Guardiola es el artífice de todo. Sterling, Bernardo Silva, Agüero y una plantilla de escándalo. Sí, pero el técnico catalán es el que les obliga al rondo en la ciudad deportiva, el que les analiza física y psicológicamente, el que les mima como un padre.

Pep Guardiola sigue escribiendo su propia historia a base de victorias y títulos, aunque para muchos eso quede en la sombra y sea la sombra para darle el foco a otros temas lejanos a lo puramente deportivo. --