Marcelino y cantera

Tras varias temporadas en las que el desconcierto se ha impuesto al buen hacer, el Valencia encomienda a Marcelino la ardua tarea de reflotar a un equipo que quiere volver a la parte alta de la tabla. 
 

A cualquier seguidor del fútbol, se le hacía raro abrir el diario y ver al Valencia más cerca del descenso que de los puestos de competición europea. El Valencia al que nos habíamos acostumbrado era sinónimo de competir, de calidad, pero sobre todo de ganar.

Con la llega de Peter Lim, parecía que llegaba un balón de oxígeno que iba a subsanar la mala situación económica del Valencia y a dotar al club de una liquidez económica que necesitaba para competir con los equipos de la parte alta de la clasificación. Sin embargo la realidad ha sido bien distinta, el proyecto ha sido desastroso en el aspecto deportivo.
En las situaciones críticas se necesita personalidad y liderazgo para salir de ellas, y Mateu Alemany, nuevo director general del club, vio en el técnico asturiano a la persona idónea para sacar al Valencia del mal momento por el que está pasando.

Marcelino destaca por dotar de una alta competitividad a sus equipos, conjunto muy replegados que salen al contraataque con mucha precisión. Un sistema de juego que en Valencia recuerda a los gloriosos años de Rafa Benítez o Héctor Cúper.

La cantera también contará con mucho protagonismo esta temporada, avalados por la gran temporada que ha realizado el filial, son varios los jugadores que formarán parte del primer equipo la próxima temporada.

Varios nombres destacan por encima del resto, Nacho Vidal, Toni Lato o Nacho Gil se erigen como las nuevas esperanzas de un valencianismo que sueña con ver a un equipo en el que muchos de sus jugadores han sido formados en la factoría de Paterna.