El plan suicida de Montella


Mientras el mundo se maravillaba con la chilena de Cristiano Ronaldo, otro equipo español veía como su temporada adquiría cada vez más pinta de puente de Calatrava sin que hubiera nada que hacer por evitarlo. Thiago Alcántara hundía la daga que seccionaba la aorta de un Sevilla con sueños demasiado ambiciosos para el proyecto real que les sostiene. Y, sin embargo, bastante lejos han llegado. Pero el problema empieza ahora.


Cuando el 22 de Diciembre se anunciaba el despido de Berizzo, el equipo no jugaba a nada, sacaba partidos adelante por pura casualidad y tenía a media plantilla encontrada. Tanto, que N’Zonzi estaba a punto de irse. Un balsámico Montella que no había visto ni un partido del equipo llegaba y tendía puentes en todas direcciones. Solucionaba la papeleta del vestuario. Pero el equipo seguía jugando a absolutamente nada.


Se comen el famoso 3-5 del derbi sevillano y el partido feo que les permite pasar de ronda contra el Cádiz. Pero empieza a sonreírles la suerte y eliminan al Atlético en Copa cuando absolutamente nadie se lo esperaba. El Leganés se lo pone difícil, pero lo solucionan. Y llega el United. Y pasan. Y se crecen. El problema es que durante los 22 encuentros dirigidos por el técnico italiano, tan sólo han jugado 15 tíos. La extenuación física a la que los tiene sometidos es tal que a partir del minuto 70 dejan de ser un equipo y se caen completamente. 


Mención aparte merecen jugadores como Roque Mesa o Sandro, otrora cracks por todos deseados que, tras su paso por la Premier, han quedado reducidos a simples mendigos de minutos que apenas aparecen en las convocatorias de Montella para que, cuando lo hacen, acaben mantita en mano esperando que el mister se gire y les mande calentar.


No cabe duda que Monchi era dueño y señor de un Sevilla que ahora se ve asaltado por simples advenedizos que le han llevado a sobrevivir Dios sabe cómo en una UCL en la que bien merecían haberse quedado fuera en grupos (recordemos ambos duelos contra el Liverpool y la suerte que tuvieron) y que en Liga se están viendo sobrepasados por casi cualquiera con efectos clasificatorios: se encuentran séptimos, con un Betis que les mira desde arriba (si bien con los mismos puntos) y un Girona que les respira en el cogote a tan sólo 2 puntos de distancia.


Oscuro futuro el de un equipo que anda alternando porteros por la inseguridad que ofrecen ambos, el de un equipo cuyos delanteros son copias deficientes de Benzemá, el de un equipo donde habiendo jugadores sin ficha, algunos llevan meses sin jugar. La confianza de Montella es extremadamente limitada y no parece que vaya a cambiar, no parece que vaya a repartir más los minutos de lo que ya lo ha hecho y todavía le quedan 8 fechas ligueras, 1 final de Copa y su final particular en Alemania en una semana. 10 partidos, como poco. Unos 900 minutos más para las castigadas piernas de una piña a la que se le están empezando a caer los miembros poco a poco.


Toca ver si pretende seguir con su idea hasta el final, si prefiere introducir alternativas en un par de partidos de Liga subyugando el año que viene a intentar dar un bombazo en Munich o si pelea por la Liga hasta el final. Haga lo que haga, los kamikazes japoneses tenían mejores perspectivas de futuro que el Montella actual.