4 muertos para 3 ataúdes


El dramático final con el que todas las temporadas concluyen es la determinación de los 3 descendidos. Dramático, porque la alegría de los que se salvan queda soslayada por la tristeza de 3 ciudades que lloran a sus héroes caídos. Sin embargo, este año, parece que en ninguna de las 4 ciudades habrá tristeza por sus jugadores, sino odio y resquemos hacia el grupo de incapaces que están arrastrando el escudo de sus corazones por el barro durante todo el año.  Ni siquiera la ciudad que consiga mantener la categoría tendrá motivos para la alegría más que por el simple hecho de decir “al menos no fuimos nosotros”.


En la microcompetición que tienen montada los 4 equipos, el que parte con ventaja es un Levante que se ha cargado a Muñiz tras el enésimo partido infumable, sin esquema, sin gol, sin jugadores decentes, sin incorporación de los fichajes. Cuando la directiva va por un lado y la asesoría deportiva por el otro, lo que pasa es el Levante. Pese a todo, tiene 4 puntos de ventaja sobre la zona caliente. 4 puntos gracias a una victoria en el feudo azulón de Getafe donde ganaron como lo llevan haciendo los de Bordalás toda la temporada: tirando media vez entre palos y resistiendo un ataque constante del rival. No ganaban en Liga desde el 19 de Noviembre. Y, pese a todo esto, son los mejor posicionados para no descender.


Justo dando las últimas brazadas, sacando aún la nariz por encima de la superficie, una Unión Deportiva Las Palmas que es poco menos que el circo de los horrores. Tras un inicio convulso, cambios de entrenador, un mes esperando por Paco Jémez dejando que la competición siguiese sin mover ficha…llega don Paco y decide que va a jugar como siempre. Menos mal que la tontería le dura lo que tarda el Girona en cascarle 6. Así que recapacita y decide que va a jugar a ver si no pierde, firmando el empate desde el primer minuto y si consigo sacar un punto, eso que me llevo. Pero llegan los chinos y te levantan al único que sabía mover un pies detrás del otro de todo el equipo. A ver quién desplaza la pelota ahora. Están a tan sólo 4 puntos del Levante, no es una distancia insalvable numéricamente hablando. Pero es que la sensación en el campo es, partido tras partido, de impotencia, de incapacidad, de ineptitud, de inoperancia; la lista, sigue. Eso sí, luego viene la rueda de prensa postpartido y el espectáculo está servido. Mucho improperio, mucho grito, mucho partirte la camisa…pero en el siguiente partido haremos lo mismo. 


A 5 puntos de la salvación se sitúa un Deportivo de la Coruña tan paupérrimo que hasta a los celtistas les produce compasión. 7 partidos, 1 gol marcado y 13 recibidos. Así, no hay manera. La ilusión a principio de temporada que producía la vuelta del hijo pródigo se ha ido desvaneciendo según se ha ido viendo cómo habían convertido a Lucas Pérez en un hemipléjico en su estancia en Londres. El único que, a veces, se acuerda de cómo se juega al fútbol es Adrián que, a sus 30 años, tiene que tirar del equipo prácticamente sin ayudas. No contribuye en absoluto el cambio de entrenador que han efectuado, pues Seedorf parece el primer interesado en subir de categoría al equipo el año que viene. Ver un partido del Deportivo se está considerando como nueva incorporación al catálogo de torturas de Guantánamo. Lo peor de todo es que, como los demás equipos están también sumidos en la más negativa de sus rachas, no se están descolgando demasiado. Siguen a golpe de dos partidos, una diferencia manejable si son capaces de responder rápido.


Y farolillo rojo, a 11 puntos de salvarse, el Málaga. El peor equipo de la categoría, o al menos eso dicen los números. Duele ver como se hunde un equipo al que hace 5 años apoyabas en una Champions de la que le arrojaron injustamente. Sin duda alguna, éste es el proceso de una enfermedad que se iniciaba en 2010 cuando Al Thani se apropiaba de un club que nunca fue suyo, por mucho acto de presencia que hiciese. El único jeque con sueldo, y no precisamente escaso. Más conocido por sus tweets que por su gestión, ha conseguido descapitalizar a un club que, cuando él llegó, aspiraba a tener un nombre en Europa. Podría atacar a Michel y su pésimo rendimiento. Podría atacar a José González si hubiera hecho algo desde que llegó. Podría atacar la gestión deportiva, apartando del equipo a gente como Jony, que si algún malaguista ha visto sus partidos en el Sporting, aún a día de hoy debe estar tirándose de los pelos. Podría atacar tantísimas cosas que prefiero cargar solo contra el presidente, el culpable de todos los males de éste Málaga, el que ha sido capaz de absorber todo el futuro que tenía y dejarlo lo suficientemente marchito como para que, a falta de 10 partidos, nadie crea que pueden salvarse.


El que haya visto algún partido de éstos 4 equipos en sus últimas 5 fechas se habrá dado cuenta perfectamente de que tienen múltiples problemas y cuáles son. Parece que un observador externo, un simple aficionado al sillón-ball y al fútbol de mando a distancia, tiene más visión que los autodenominados entrenadores, directivos, presidentes y preparadores que los gobiernan y entrenan. Todo está bien, según ellos. Todo va de perlas. Lamentable.


En la carrera por ver quién hace menos el ridículo de todos ellos, 10 fechas quedan por delante. 30 puntos. La carrera más triste de la historia que se repite año tras año. Y parece que, este año, va a llevarse la palma a la competición más mediocre del siglo.