¿Son el ombligo del mundo?

Hace dos semanas el Real Madrid caía eliminado de la Champions League en favor de un Chelsea que ha sufrido una metamorfosis extraordinaria desde la llegada de Thomas Tüchel al banquillo. 

Una eliminatoria que, sorpresa (casi bochornosa), sirvió para que mucha gente empezara a entender que N'Golo Kanté es uno de los mejores centrocampistas de mundo. Algo similar (aunque más entendible, dentro de mi margen personal) pasó con Mason Mount. De repente, todos hablaban de ellos.

La gente se maravillaba con la imponente y rotunda capacidad de abarcar terreno de juego por parte de Kanté. La gente se enamoraba de las arrancadas, recortes y capacidad de determinar de Mount. Y pronto me surgieron varias cuestiones que vengo a intentar gestionar aquí.

Por un lado sentía pereza. ¿En serio estaban descubriendo a Kanté? Entiendo que Mount sea un poco menos conocido fuera de las islas británicas (me patina, pero puedo llegar a entenderlo, puesto que hace dos años estaba en Championship), pero lo de Kanté era como "¿De verdad está ocurriendo esto?". Un tipo que es campeón de la Premier League varias veces, que fue campeón del mundo en 2018, ¿y descubrían lo bueno que era ahora?

Por otro lado, lo entendía. Está claro. No juega en el Real Madrid ni en el Barcelona. Es así de sencillo, básico y triste. Para un 70% de aficionados al fútbol todo lo que ocurra fuera de esa bipolaridad viene a ser intrascendente, de poco valor, sin ningún interés. Es la triste realidad. Y, entonces, claro, ¿cómo van a saber si Mount es bueno si sólo sabrían sobre él si juega contra el Real Madrid, Barcelona o contra España? Es totalmente entendible.

Y ojo. Aquí no se trata de mejores ni peores, ni de 'Panenkitas' (término que empieza a darme pereza también, por cierto) ni de aficionados "básicos" por así decirlo. Se trata de que hay vida más allá. Por suerte, confieso.

Hablo del ombligo del mundo porque esta corriente existe de toda la vida. Es una realidad asimilada como algo popular. Hemos crecido leyendo y escuchando que jugar en el Real Madrid o Barcelona "es el sueño de todo jugador". Siempre lo puse en duda, pero ahora lo tengo muy claro. Demasiado claro. Ahora que los clubes compiten económicamente con estos dos colosos españoles, entonces, parece que los sueños son otros. Entonces, no nos engañemos, iban a esos equipos porque eran los que tenían el dinero, los megacontratos, el gran foco mediático. Fichaban, jugaban unos años, volvían a un foco menor, y a vivir (muchas veces de las rentas). Eso no es "el sueño de todo jugador", y es así. Eran el ombligo del mundo creyéndose intocables, los mejores, los que más títulos ganaban, los grandes.

Y hablo también de ombligo del mundo porque últimamente me han pasado varios casos que tienen la misma base y fundamento. Digamos que leer comentarios en Twitter lleva años dándome pereza. Los miro, pero contesto muy pocos porque son precisamente pocos los que tienen un cierto sentido o credibilidad. Hablas del Manchester City, de Pep Guardiola, de Harry Kane, del bonito estadio que prepara el Everton, y las respuestas son "El Madrid gasta menos", "En el Barça con Messi también ganaba yo", "No dices lo mismo de Benzema" o te contestan con una foto del megaproyecto que tendrá como estadio el Real Madrid.

Para ellos no existe otra cosa. Todo gira en torno a eso, como si no existiera otra cosa, como si fuera la única realidad, como si su grandeza eclipsara el resto. 

¿En serio? Y me lo pregunto desde el máximo respeto, porque igual que yo creo en un fútbol diferente entiendo que la gente tiene su derecho de ver el fútbol que quiere. Es así. Sólo faltaría que llegara yo aquí (que no soy nadie) a dar lecciones de nada. Pero creo que no es sano. El "Yo más", el "Los míos más" creo que tiene un trasfondo social que roza lo enfermizo, lo abusivo, lo mentalmente cuestionable. Estar constantemente comparándose, intentando quedar por encima, debe ser muy agotador.

Yo tengo ombligo (estaba ahí la última vez que miré), pero mi mundo no gira en torno a ello. Por suerte, supongo.