Ser o no ser Volumen II

En la entrega anterior contaba lo difícil que es ser pronosticador a nivel social. La presión de seguidores y de las redes puede ser un lastre inmenso en la moral. Pero aún hay cosas peores que lo que otros opinen de ti. Especializarte, encontrar tu nicho, pulir tu forma de trabajo. Existen muchos tipos de pronosticadores y todos son buenos si consiguen generar un beneficio en el largo plazo. El problema es encontrarse cómodo con un sistema y mantenerlo, mejorarlo y aprender de su uso de forma que cada temporada seamos más eficientes.

El perfil inicial suele ser un poco ludópata: ves fútbol, y le metes. Ves a Nadal, y le metes. Una noche no puedes dormir y ves NBA, y le metes. Te crees que sabes de todo porque realmente es muy posible que sepas de todo: a la gente que le gusta el deporte suele gustarle muchos tipos de deporte y se tragan retransmisiones de cosas infumables. Yo he llegado a ver partidas de mundiales de Dardos sin tener ni idea de las normas y acabar apostando por mi cuenta. La mentalidad de imbatibilidad frente a cualquier circunstancia es de lo más común en un pronosticador neófito o un apostador recreacional. Pero por mucho que sepas de un deporte, apostar en él a la larga de forma competitiva conlleva un conocimiento mucho más profundo que saber que el jugador x está lesionado, que tienen partido la noche siguiente nosédónde o que la tierra batida le viene peor a determinado tenista. Porque no solo dependes de lo que sepas tú; dependes de lo que sepan los demás. Pero poco a poco vas afinando el tiro y descubres que debes especializarte en algo.

Ya que esto es un blog personal y va de opiniones, concretamente la mía, ahí va: es imposible especializarse en más de un deporte y, como mucho, dos o tres competiciones. La gente que apuesta a varios deportes es, a la larga, dos cosas: perdedores o lo que podríamos llamar “cazadores de picks”. No es el primero ni el segundo que tiene fichados por webs de pronósticos a dos o tres buenos tipsters de diferentes deportes, les copia los picks y los hace pasar como propios. Pero a éstos, se les acaba pillando. Cuesta, pero acaba saltando la liebre. Así que, como consejo personal, desconfiad de aquellos que saben mucho de varios deportes y, por si acaso, de los que saben de muchas ligas. Es imposible mantener el nivel informativo de Primera, Premier, Bundesliga, Ligue1, SerieA y más competiciones lo suficientemente alto como para ser más listo que tus rivales.

Pero supongamos que has encontrado ese deporte que tanto te gusta, esa competición en la que eres experto y que quieres dar el paso para pronosticarlo. No es tan fácil como empezar a poner picks. Debes decidir qué tipo de picks quieres publicar. O, mejor dicho, debes encontrar con qué tipo de picks estás cómodo y eres capaz de obtener cierta ventaja competitiva con respecto al mercado. Hándicaps, overs, corners, tarjetas, goleadores,…a día de hoy es prácticamente inabarcable la totalidad de apuestas disponibles para cada deporte, porque cada competición ofrece demasiadas opciones. Y no es fácil descubrirlo. Porque una vez más, toca reconocer que no sabes de absolutamente todo, que no eres bueno con los goles y lo tuyo son los corners o que las tarjetas no eres capaz de controlarlas y mejor te quedas con los hándicaps.

Cuando crees que lo tienes todo hecho, ni de lejos. Te queda encontrar el rango de cuotas en el que te sientes cómodo y donde puedes tener cierta ventaja sobre el mercado y una forma de repartir el riesgo o, en terminología, staking. Puedes ser buenísimo, saber mucho más que el resto de apostadores que, como elijas una mala estrategia en cuanto a riesgo, vas a ser perdedor a largo plazo.

Así pues, son muchos los matices que hay que darle a un perfil de pronosticador antes de estar haciendo las cosas bien. Buscarte un nicho competitivo es posiblemente lo más difícil que un pronosticador ha de hacer, pues es reconocer que existe una infinidad de mercados en los que no va a resultar ganador y que solo existe un pequeño porcentaje en el que, con suerte y trabajo, puede conseguir algo de beneficio cada año. La hostia de realidad empieza tan pronto como te decides a dar el paso.

Sin embargo, las apuestas son un mundillo cíclico, y tenemos que volver a la presión social. Después de todo este proceso de introspección nos topamos con que alguien, normalmente una cuenta de twitter con 50 tweets y 2 meses de vida, se cree en posición de criticarte. No de forma constructiva, no. Insultos, descalificaciones y faltosadas, como decimos en Asturias. Has pasado meses haciendo pruebas, ganando y perdiendo dinero, encontrando donde te manejas bien y lo que recibes es la bilis de gente sin oficio ni beneficio que son los Guardianes de las Redes Sociales y velan porque alguien, un ente imaginario, no caiga víctima de tus engaños. Porque lo que haces, por lo visto, es engañar a la gente. La bilis, que también provoca cegueras repentinas.

Pero ya has pasado lo más complicado: te informas en profundidad sobre una determinada competición, controlas todo lo que se puede controlar, incluida tu propia mente y su aversión a descubrir que no es infalible. Eres dueño y señor de tus actos, de tus movimientos, pisas sobre terreno conocido y controlas la exposición de bank y su rotación. Y, sin embargo, te queda lo más difícil, algo en lo que ningún libro ni teoría podrá ayudarte jamás: vencer al mercado apuesta tras apuesta, conseguir generar dinero al cabo de los meses, ser constante, ser fiel a tu forma de pronosticar y no dar bandazos mientras te vas adaptando a los cambios que tengan lugar en las apuestas y en los demás apostadores, cada vez más listos, cada vez mejores.

Ser tipster es fácil, decían. Sólo tienes que poner pronósticos y lo tienes todo hecho.