¿De qué sirve el VAR en España si no asumimos que nos equivocamos?

España, ese país en el que asumimos por decreto que tenemos razón con el simple hecho de pronunciarnos en una cuestión. Solemos verlo en los bares (con b, en esta ocasión), donde es fácil oír al iletrado de turno resolviendo la política mundial con 4 frases. Es hasta gracioso. El problema es cuando en lugar de ser un beodo asiduo a la barra, quien actúa de la misma forma es un juez aunque juzgue algo tan banal como es el fútbol.



Y es que los árbitros son los seres más fascistas que se puede reconocer en el panorama deportivo. La RAE define el fascismo como actitud autoritaria y antidemocrática que, en realidad, está bien si se mantiene con los jugadores en ciertos momentos, pero en el momento en el que por el pinganillo tienes a un igual que te dice que te has equivocado, no puedes mantener esa actitud. Es que incluso cuando la vehemencia de la protesta de los jugadores pueda hacerte dudar tienes la posibilidad de ir a revisionarlo por tu cuenta sin que nadie te moleste. Pero nunca dudan. O pretenden hacernos creer que nunca dudan.


En lo que va de Liga (10 míseros partidos) hemos visto 4 penalties no pitados con un contacto ilegal más que claro, 2 goles anulados por no señalar fuera de juego cuando toca por la nueva normativa de “dejar seguir, que ya pitará el VAR”, 1 penalti señalado y rectificado por la misma tontería del fuera de juego, 1 expulsión por segunda amarilla no señalada, 1 acción interrumpida por una falta que no existe que dejaba solo al delantero contra el meta rival… y la lista tiene toda la pinta de que va a seguir. Parece que todos los árbitros no aceptan por igual lo que significa tener un Pepito Grillo metido en la oreja que te dice que te has equivocado, que igual podías rectificar tu decisión. El único que parece haberle hecho caso al VAR realmente es el mismo que lo conoció en el Mundial. Mateu Lahoz tiene muchas cosas malas, pero le gusta el show y ser el centro de atención y si eso se consigue llevándose la mano a la oreja, haciendo el gestito de una pantalla con las manos y modificando su decisión, pues es lo que va a hacer. Al final, fue justo: un gol legal que había sido anulado por fuera de juego finalmente subió al marcador sevillista y un penalti que sí era pero se había señalado fuera acabó siendo decretado dentro a favor del Rayo.



La realidad es que vamos a tener VAR para rato, y no para bien. El Eibar salió claramente perjudicado de un videoarbitraje que no le señaló un penalti de los más claros de la última década, el Betis pudo ponerse 1-2 si se llega a señalar el penalti que el árbitro no ve y todos los demás sí vemos y, sin duda, el Madrid fue uno de los grandes perjudicados. Todos pensábamos que el VAR ayudaría al grande y al Madrid el domingo le anularon un gol legal por supuesta falta de Ramos, no se le señala un penalti sobre Asensio bastante claro… Si la influencia del arbitraje ya era superlativa en el pasado, parece que ahora va a serlo más, y no para mejor.


El español es ese tipo de árbitro que rezuma soberbia por los 4 costados, incapaz de asumir que se puede haber equivocado y me parece que de los 380 partidos que se disputan al año en LaLiga, no vamos a ver ni 100 rectificaciones en total. Porque que te rectifiquen es asumir que te equivocaste.


Porque equivocarte es asumir que lo has hecho mal. Porque hacerlo mal es perder caché. Si dejas en manos del propio árbitro la posibilidad de evaluarse, no se va a poner piedras a sí mismo en el camino.