¿Se ha enfriado realmente el Chelsea?

Afirman que Londres es una de las ciudades europeas más lluviosas. Y no es así. Una de esas típicas mentiras que se repiten mil veces y acaban siendo asimiladas como verídicas. 

No es Mallorca, ni Valencia, ni Barcelona, pero tampoco tienen el diluvio universal todos los días. De hecho, si uno revisa los datos meteorológicos de algunas capitales del viejo continente resulta curioso ver cómo capitales tales como Roma, París o Berlín tienen cifras de lluvia más altas. No es lo mismo llover todos los días que llover mucho. Es lo que ocurre en Londres. ¿Conocéis el famoso sirimiri del Norte de España? Pues algo así ocurre en la capital británica.

Frío, días nublados y una llovizna leve son tres características de Londres. Eso sí. Y parece que este ambiente se ha instalado en el proyecto del Chelsea, ya que el conjunto de Stamford Bridge está ofreciendo sensaciones muy alejadas de lo visto a comienzos de temporada. Da la sensación de que el Chelsea se ha enfriado, que ha dado un paso atrás, que le está costando mucho más.

Un proyecto formado y fabricado bajo la base de la sanción impuesta por la FIFA. En teoría, no podrían fichar ni durante el pasado verano ni durante el pasado mercado de enero. Sin embargo, tras una apelación, la sanción se vio reducida a sólo un mercado de fichajes, ya cumplido en pretemporada. Sin poder fichar, las soluciones deberían ser domésticas, 'de la casa', echando mano de jugadores cedidos, de futbolistas que ya estaban en la plantilla. Todo ello por el retorno a casa de Frank Lampard.

Evidentemente, la temporada generaba muchas dudas. ¿Dónde estaba el nivel de exigencia? Por nombre, muy alta, pero la objetividad llamaba a tener un mayor margen de error por las restricciones impuestas. Sin embargo, sorpresa, algo llamativo. Lejos de caer, de tropezar, de estar en tierra de nadie (tampoco se esperaba un descenso del equipo), el Chelsea tuvo y firmó un fantástico inicio de temporada tanto en Inglaterra como en Europa. Todo ello acompañado con la presentación en sociedad de futbolistas mediáticamente desconocidos para el público general como Mount, Tammy Abraham, Tomori o James.

Quizás, ese comienzo puede ser, ahora, la causa por la que da la sensación de que el Chelsea ha bajado el ritmo, ha bajado la intensidad. Y sí, ha bajado, es una realidad. Si uno compara el conjunto Blue de agosto, septiembre e incluso octubre con el actual las diferencias son notables. Pero, partiendo del contexto veraniego en materia de limitaciones, ¿debe criticarse la dinámica irregular de las últimas semanas o se debe valorar realmente que lo ofrecido hasta la fecha era algo inesperado?

Tammy Abraham ya no es el goleador que aspiraba a batir récords goleadores de Lampard. Se lesionó, sí, pero su olfato goleador no parece el mismo. Mason Mount sigue jugando, sigue teniendo la confianza del técnico, pero su magia ha desaparecido, su determinación está fuera de cobertura. Pulisic (un fichaje cerrado antes de la sanción) ha desaparecido en combate. Ahora, uno de los últimos cambios, Kepa se ha convertido en protagonista por sus seis suplencias consecutivas cuando era titular indiscutible. El tema del guardameta vasco tiene un punto clave, ya que se trata del futbolista más caro en la historia del club, y su suplencia empieza a ser rutina. Una preocupante rutina que algunos ya empiezan a relacionar con sus aspiraciones de estar en la lista de Luis Enrique para la próxima Eurocopa 2020.

El Chelsea ha cambiado, se ha enfriado. Es una realidad. Otra cosa es que lo esté haciendo mal o peor de lo esperado. De esto último estoy convencido de que no. Si alguien me dice a principios de agosto que el Chelsea estaría peleando en marzo por la Champions League lo hubiera puesto en duda. Quizás no le hubiera tachado de loco, pero sí lo hubiera al menos pensado con calma. Esa es la realidad, el contexto del origen. 

Luego llegó la sorpresa, la rutina y ahora, con la dinámica de tropiezos e irregularidad, es cierto que la sensación es de cierto paso atrás, pero en ningún momento debe reprocharse nada al equipo. Ni a los jugadores ni a Lampard. Sólo se les debe seguir de cerca para ver de qué son realmente capaces de hacer. Hay una sanción en el aire del Manchester City y las posibilidades de entrar en Champions son factibles. A partir de ahí, cuando todo se certifique para bien o para mal, de forma oficial, entonces, a pensar en la próxima temporada.

Imagen: Metro