Qué alguien salve al Milan

El último partido de 2019 fue un auténtico suplicio para los aficionados ‘rossoneri’: La manita recibida por la Atalanta (5-0) unida al baño de fútbol recibido fue la enésima bofetada de realidad de un nuevo proyecto fracasado. La plantilla no está mínimamente a la altura de las expectativas y ha visto como una realidad futbolística mucho más humilde como la de Bergamo se distancia a años luz. Las diferencias en la gestión son abismales, y eso se acaba plasmando también en el campo de juego.

 

A este punto lo que se pregunta todo el mundo es: ¿cuánto más tendremos que esperar para ver a una versión digna del Milan? En esta temporada, que empezó de forma paupérrima, lo que dio ilusión a los seguidores fue la llegada de dos leyendas que deberían garantizar una mínima competencia: Paolo Maldini (después de aprender en Estados Unidos) y Zvonimir Boban (que dejó a un lado un puesto de dirigente en FIFA para ayudar a la causa). Además, en la gestión también hay expertos de fútbol como Ivan Gazidis (procedente del Arsenal) y una autoridad económica como Paolo Scaroni (nombrado presidente gracias a su buen hacer al frente de la multinacional energética Enel/Eni). Pues bien, todo eso no ha servido para nada una vez más.

Todo empezó mal, y es que de primeras ya hubo un cambio de entrenador tras apenas dos meses de temporada demostrando un error grave de planificación. Marco Giampaolo no se adaptaba para nada a la plantilla diseñada y pasó lo que tenía que pasar. Pero es que su relevo Pioli no ha mejorado mucho. Es cierto que el equipo da una cierta sensación de tener las ideas claras en algunos partidos pero luego llegan desastres como el de Bergamo y el resultado es que se llega a Navidad con la mitad de puntos del Inter de Antonio Conte. En 17 jornadas, los ‘nerazzurri’ suman 42 puntos y son líderes (junto con la Juve), en la acera de enfrente solo se han conseguido 21 unidades en las mismas fechas, ocupando la posición 11.

Y es que el principal problema que existe en torno al Milan es que no se sabe muy bien qué es y en manos de quién está actualmente. El fondo de propiedad americano Eliott heredó el equipo después de que el empresario Yonghong Li no respetase los pagos predefinidos al comprar la entidad a Berlusconi. Se encontró con problema que no quería y ahora tiene que gestionarlo de mala gana. Esta sociedad tiene muchos frentes abiertos (AT&T, Hyundai…) y este equipo de fútbol no es su mayor foco de atención. La prioridad es que los números cuadren o dicho de otra manera: recortar. Y es por eso que la plantilla está llena de jóvenes ‘baratos’, inversiones a la baja y un proyecto que debe ‘renovarse’. Un handicap demasiado grande para un club de fútbol con 7 Champions League en su museo que lleva una década intentando levantarse sin éxito. En Casa Milan casi todo el mundo lo tiene de acuerdo: se necesita un comprador fiable o tocará vivir muchas más navidades tristes como la de este año.