La desconcertante bipolaridad del Valencia

Si todos los partidos del Valencia fueran contra el Real Madrid y el Barcelona, seguramente los de Albert Celades estarían luchando de tú a tú por ser campeón de Liga. Pero no. Por desgracia para el club de Mestalla deben enfrentarse a equipos de (aparente) menor nivel que están frenando su buena dinámica de resultados.

No. No habéis leído mal ni lo habéis entendido mal. El Valencia necesita equipos potentes, grandes citas, para rendir, para ofrecer su mejor versión, para dar la cara, para mostrar su mayor potencial. O eso parece, ya que luego en citas menores, ante equipos contra los que son claramente favoritos, bajan su rendimiento.

¿Falta de atención? ¿Falta de concentración? ¿Falta de motivación? Es algo destacable. Curioso, al menos. Este Valencia ha ganado a equipos como Chelsea (en Londres), Barcelona, Ajax de Amsterdam, derbis contra Villarreal o Levante o ante el Athletic Club en San Mamés. Este Valencia ha empatado ante equipos como Atlético de Madrid, Sevilla o Chelsea (en Mestalla). Partidos de altos vuelos, de mucho nivel. Pero luego, a la hora de hacer frente a situaciones más asequibles, tienden a tropezar cuando se enfrentan a equipos como Leganés, Osasuna o Mallorca.

Son esos partidos, los de menos cartel mediático, los que le están privando, por ejemplo, de estar en el TOP 4 liguero. Incluso de estar muy cerca de la primera posición en la liga española. No es ninguna locura. Pero lo están echando a perder en tropiezos sencillos, fáciles. Es como subir a lo más alto del Everest, pero luego caer agotado subiendo un cuarto sin ascensor en un edificio céntrico. Como resolver uno de los problemas matemáticos más complejos, pero luego realizar mal una suma en el carrito de la compra. Frente al Barcelona volvió a pasarle.

Todo ello sin tener en cuenta las acciones concretas que pudieron cambiar su destino por centímetros, por cuestionables decisiones arbitrales cuando todo parecía estar a favor. Este Valencia está haciendo mucho mejor temporada de lo que puede parecer, pero tiene un problema propio a resolver que sigue generando y recopilando piedras en el camino. Este Valencia de Celades podría estar fácilmente peleando por el liderato, pero son errores propios, errores no forzados, los que le están privando de ello. No es ninguna exageración. Uno ve los tropiezos en partidos en los que eran muy favoritos y algunas acciones en las que hubo ciertas decisiones externas cuestionables y la situación es la que es.

Pero, claro, la realidad es otra. La realidad es que esos tropiezos ocurrieron y no se puede hacer nada. La realidad es que el Valencia planta cara en grandes citas y se deja llevar con excesos de confianza en el resto, creando una dinámica que va en contra de cualquier lógica esperada. Y es lo que desconcierta en la capital del Turia. ¿Por qué el Valencia es capaz de salir vivo en estadios como Stamford Bridge, el Johan Cruyff Arena, San Mamés o el Wanda Metropolitano pero, en cambio, es capaz de perder en el Sadar, en Son Moix o dejarse puntos en Zorrilla? La lógica humana afirmaría que los primeros estadios citados son de mucha más dificultad que los segundos, sin embargo los resultados valencianistas dicen todo lo contrario.

La victoria frente al Barcelona vuelve a dejar sobre la mesa este curioso panorama que, además de mantener esta dinámica 'desconcertante', sigue dejando claro que este Valencia es un equipo competitivo, que rinde bien, que tiene una plantilla preparada para las batallas deportivas importantes. Ahora, los deberes parecen estar en otros lares. Por ejemplo, el próximo fin de semana en casa, en Mestalla, ante el Celta de Vigo.