El VAR perfecto sigue siendo un amor platónico

Con el VAR se acabarán las polémicas”, afirmaban algunos valientes del contexto periodístico. Expertos que opinan de absolutamente todo y, al final, acaban siendo meros opinadores al no poder abarcar todas las exigencias que se les presuponen. No. No se ha acabado la polémica. Primero, porque en España existe la cultura no escrita del morbo y la polémica. Segundo, porque el VAR es una herramienta nacida para solucionar problemas, pero no es perfecta, y hasta que la perfección roce el 100% (si es que llega) lo que llegaba para solucionar problemas acaba creando nuevos.



Si pregunto por el VAR ahora mismo seguramente te haya venido a la cabeza la jugada entre Cuéllar y Suárez que se convirtió en el 2-1 del Barcelona contra el Leganés el pasado domingo. Pero estas palabras nacen, además, de un domingo de fútbol en España que también tuvo protagonismo (con polémica) en otros partidos de la jornada dominical. No acabaron todos contentos en el Benito Villamarín, ni en el Ciutat de València. Tampoco, como decíamos, en el Camp Nou.

El VAR no es la herramienta perfecta. Una herramienta que, para empezar, para el ritmo de juego. De hecho, el pasado domingo se registró la mayor pausa provocada por el VAR, cuando en el Levante-Real Valladolid el partido estuvo parado durante 4 minutos y 38 segundos. Una autética barbaridad, por mucho que luego se intente equilibrar la balanza temporal con el tiempo de descuento. Casi 5 minutos de juego parado para solucionar la jugada en ese momento y que, ahora mismo, las 'víctimas' de la acción siguen convencidas de que la decisión final no fue la correcta y fueron injustamente privados de algo más.

El VAR no es perfecto, como hemos comentado. Se pierde mucho tiempo. No se trata de la tecnología de gol, que en apenas 3-4 segundos decide si un gol es válido o no. El VAR no es perfecto, además, porque no zanja el apartado subjetivo, personal. La decisión final acaba siendo humana, y al fin y al cabo, toda decisión tiende a ser subjetiva, por mínima que sea. Es decir. Siempre acabará decidiendo la opinión de un grupo de profesionales que, en casos extremos, mantendrán la duda, la decisión polémica, la resolución que afectará para bien y para mal a unos y otros.



¿La solución, o soluciones? Ninguna exacta. Entonces, ¿qué sentido tiene esta herramienta? El VAR tuvo una acogida positiva en el pasado mundial de Rusia 2018. Exceptuando la “lentitud” de su proceso, tuvo una aceptación elevada por el porcentaje final de aciertos. El torneo del abrazo, del sentimiento de pertenencia. Muchos detractores del VAR acabaron algo más convencidos, y entonces hicieron frente a la nueva temporada de clubes. Y entonces, cambió todo, claro.


El VAR no convence. Debe valorarse el esfuerzo por querer un fútbol equitativo, correcto, justo, pero parece ser que el VAR no es la solución perfecta. ¿Ayuda y aclara muchas jugadas? Evidentemente. Sería injusto, y una locura, afirmar que el VAR no aporta nada. No. Aporta, y mucho. Pero introducir la tecnología en el mundo del fútbol supone romper cualquier romanticismo vigente y existente. Supone echar por tierra siglos de tradición, de pureza, y si esto ocurre debería ser con métodos lógicos, perfectos, que ayuden, que no interfieran en el ritmo de juego, que sean clarificadores, no capaces de crear problemas en vez de soluciones. Y es aquí donde el VAR se hunde.



La decisión final acaba siendo decidida por personas, por un carácter subjetivo. La decisión final acaba siendo tomada mediante planos televisivos que, como ha ocurrido en más de un caso reciente, no siempre son los mejores. O directamente se evitan. Casos recientes como el 2-1 de Luis Suárez o el gol de Harry Kane contra el Chelsea en EFL Cup, en Inglaterra, demuestran que el VAR no es la solución definitiva, que no es la herramienta más eficaz. En el caso del gol del Barcelona, tardaron casi 24 horas en aparecer un plano televisivo (que casualmente llegó desde Estados Unidos, y no en España) para clarificarlo. En el caso del gol del Tottenham un plano televisivo descentrado desvirtuó la decisión de los miembros del VAR (luego Sky Sports demostró que, con un plano que no existía en el VAR, era fuera de juego).

¿Es el VAR una herramienta que ayuda? Sí, evidentemente se han solucionado muchas jugadas, muchos goles ilegales, muchos goles que eran legales y demás acciones concretas. Sí, pero no es la solución definitiva. Sigue habiendo errores, sigue habiendo polémica y luego parece que no ayudan ciertas declaraciones que defienden a ultranza la metodología, sin reconocer errores, sin reconocer que es una herramienta imperfecta, con taras. -- .


Artículo realizado por Esteban Gómez (@mirondo9)