El capitán que abandona el pecio


Esta semana podría haber seguido atizando las decisiones arbitrales que, por coincidencias del destino, han vuelto a beneficiar a un Valencia que realmente lo necesitaba. Podría atizarles también por el enésimo penalti clamoroso no pitado al Atlético de Madrid o por la diferencia de criterios a la hora de amonestar por aspavientos o protestas, pues Costa “merecería” haber sido expulsado según qué baremo aplicásemos. Podría cargar contra un Athletic desnortado, un Espanyol desaborido, un Levante deprimido o un Setién que estará muy contento de haber perdido como perdió, pero lo cierto es que tuvo al Madrid contra las cuerdas y no supo noquearlo.


Podría atizar a mucha gente, muchos objetivos podría tener mi cólera. Pero me apetece tirarle un capote a una de mis víctimas favoritas: Jémez. Y, por extensión, la patada le ha de caer a la U.D. Las Palmas. ¿Que por qué me voy a por ellos? Porque a un equipo que estaba muerto le han quitado el poco soporte vital básico que le quedaba. Se les va Viera, el último de una U.D. que a más de uno gustaba, convencía y hasta enamoraba. En menos de un año han vendido a Roque Mesa y a Viera, descapitalizando por completo un club en el que no sale ninguna joven perla y que sobrevivía a base de cesiones. El dinero de sus ventas no se ha destinado a pagar fichajes para mantener el nivel, sino que simplemente acaban en las arcas de un club que buen uso podrá hacer del patrimonio en Segunda División. 


Desde la lejanía de la Península yo me pregunto: ¿qué esfuerzo se ha hecho por Jonathan desde la directiva pío-pío? Según las cuentas, tienen un superávit aproximado de 25 kilos sólo fruto de las ventas deportivas, sin añadir televisión, recaudaciones, merchandising.... Perfectos para fichar medianías que te intenten sostener al equipo el año que viene en Segunda División. ¿Para qué intentar convencer con motivos económicos a tu mejor jugador, al jugador franquicia, al que ha mantenido a un buen nivel a tu equipo durante los últimos 2 años y medio, el que ha sido internacional absoluto con el combinado nacional, el que era objetivo de todos los focos, el que acaparaba minutos en los videos de mejores jugadas, el que, en definitiva, era tu jugador estrella?


Pero supongamos por un momento que se ha hecho todo lo posible. Que Jonathan Viera abandona el pecio en el que se ha convertido el velerito grancanario. ¿Ahora qué? A Jémez se le ofreció un proyecto que queda decapitado de facto con su partida. Tiene que hacerse cargo de la tremenda papeleta (que ya existía previamente, no vamos a compadecernos demasiado de Paquito, pero era algo menor) de salvar a un equipo que tiene absolutamente 0 argumentos para hacerlo. Por no tener no tiene ni suerte, ni con los arbitrajes ni con las acciones determinantes. Pinta muy negro su futuro.


Su siguiente partido es el desplazamiento a Butarque. Como que el Leganés lo va a poner fácil. Como que Las Palmas suele cosechar buenos resultados fuera de casa.  Como que no va a sentar como una losa la partida de Viera. Y, pese a todo, tienen al Levante a 2 puntos. Lo tienen al alcance de la mano. 



Desde el recóndito reducto que supone el teclado en el que escribo le deseo lo mejor a la U.D. Las Palmas, que incluye el mantenimiento de la categoría, aunque suponga tener que aguantar a Jémez y su manido discurso si se salva. Pero en esta tibia Patada que estoy protagonizando no todo pueden ser buenas palabras. Señor Ramírez Alonso, presidente de la Unión Deportiva: se está usted cargando un equipo de fútbol. Sé que desde sus sillones, la gente como usted (los presidentes de equipos de fútbol, digo), no son conscientes de lo que eso significa. En Gijón sabemos bien lo que es tener un inepto al mando rodeado por estómagos agradecidos. Procure hacerse a un lado, seguro que varios miles de aficionados de lo agradecen.