¿Debe ir Sergio Ramos al mundial de Qatar?

Te ha resultado desconcertante el título de este texto, ¿verdad? Es lógico. Un servidor también sintió algo así como escalofrío y náuseas cuando volví a ver que el debate, que parecía muerto y enterrado, comenzaba a latir de nuevo. Eran latidos suaves, tranquilos, en voz baja, pero ¿no habíamos acabado ya con ese lastre informativo?

Sergio Ramos ha empezado bien la temporada con el París Saint-Germain. Es la realidad. La realidad más objetiva. Su rendimiento, sus cifras y sus actuaciones son respetables. Pero, ¿son suficientes? Es la clave.

¿Está rindiendo mejor que otros futuribles para estar en Qatar 2022? ¿Está rindiendo mejor que los habituales en la lista de Luis Enrique? Ambas respuestas tienen un alto porcentaje de dudas que, claro está, tumban cualquier enfoque tajante sobre al vuelta de Ramos a la selección para la cita mundialista.

El debate es estéril. El debate nace de medios afines al jugador. El debate es artificial para rellenar, pero hueco, vacío. Luis Enrique no estaría por la labor de meterle de nuevo en la dinámica del equipo por informaciones que han ido surgiendo desde su 'fallida' convocatoria para la pasada EURO 2020. Ni aunque recuperara la más excelsa de sus versiones, pese a que mejorara al defensa que lideró la defensa del Real Madrid durante años.

La imagen del jugador respecto a la selección está deteriorada. Las filtraciones de mensajes y audios han dejado sobre su figura un aura negativo que todavía colea en el seno del vestuario español. Es la realidad. Luis Enrique nunca cae ante presiones y menos todavía de un jugador. España tiene un proyecto que, mejor o peor, es sólido, estable, sin grandes egos que anduvieron libremente en las últimas décadas, y la llegada de Ramos nuevamente sería una bomba que, pudiéndose prevenir, no ayudaría en nada.

La posibilidad de que Sergio Ramos vaya a Qatar 2022 con España es prácticamente nula. No os engañéis, que no os engañen. Está mejorando en París tras una primera temporada plagada de lesiones y ausencias. Pero de ahí a, por arte de magia, pensar en una posible convocatoria es algo similar o cercano a una broma de mal gusto. Humo.