Apuestas deportivas, ¿inversión o diversión?

En los últimos años, el juego se ha considerado como algo terrible y peligro. Las apuestas han existido siempre, en diferentes variantes (Primitiva, ONCE, Euromillones…). No obstante, el juego online se está asociando de forma incorrecta al siguiente esquina: apuestas - emoción - adicción - problemas. ¿Es así realmente? ¡Vamos a analizarlo!

Antes de todo, este esquema no es una verdad absoluta. Millones de personas apuestan cada fin de semana a su equipo favorito y no tienen ningún problema con el juego. Apostar es un placer humano y que va intrínseco, en mayor o menor medida, en todos nosotros. 

Pero, como todos los placeres, tiene la cara opuesta de la moneda. Mucha gente no es capaz de controlar sus emociones y convierte las apuestas en un problema, al igual que ocurre con cualquier otro placer de la vida. Todos disfrutamos con una copa de un buen vino, o un buen Gintonic, pero lo pasaremos mal cuando una copa se convierte en una botella, una botella en dos, y lo repetimos a diario.

Los problemas, como en todo, están en los excesos. Existen muy pocas actividades de ocio que no sean deportivas que sean beneficiosas de forma abusiva.

Pero, ¿cómo disfrutar apostando? La respuesta está en el libro “Soccermatics” (fútbol y matemáticas), de David Sumpter.

“Veo un partido con mi amigo John. El Atlético juega contra el Olympiacos y pierde 2-0 a los 31 minutos. Las cuotas de la victoria del Atlético llegan a 7.00, este número parpadea en la pantalla. "Los partidos de la Champions League pueden ser impredecibles", dice John. "10 libras a que el Atlético seguramente remontará en el martes por la noche". Saca su teléfono y hace la apuesta. Pasa una hora y media y el partido termina con un marcador de 3-2 a favor de Olympiacos. "John es diez libras más pobre, pero el partido fue 10 veces más emocionante que si sólo lo hubiéramos seguido sin apostar”.

No cabe duda de que las apuestas aportan un emoción extra a una noche aburrida. A todos nos gusta predecir el clima, el resultado de un partido de fútbol o de una carrera. Pero hacerlo sin riesgo no es tan interesante. Cualquier predicción en una situación en la que no arriesgues tu propia piel es nula", dice Nicholas Taleb, ex comerciante y gerente de riesgos, ahora doctor en filosofía y autor de Anti-Fragility. Taleb en su declaración no hablaba de apuestas en sí, pero es perfectamente válido para este caso. 

“Arriesgar la piel” es precisamente la delgada línea entre la emoción o el peligro. Pero no arriesgar nada es hablar al vacío. Reforzar la predicción con dinero real es el verdadero propósito de las apuestas.

Como ejemplo, Taleb cita una cartera de inversiones: invierte un poco de dinero en acciones de riesgo, por lo que si las acciones se bajan, no sentirás pérdidas, pero si suben, obtendrás ganancias. Eureka! Después de todo, este es el primer principio para obtener placer de las apuestas: no volverse más pobre si pierde, sino hacerse más rico si gana, e incluso con placer, afirmar: ¡Te lo dije! 

Todos conocemos a alguien que apostó unos euros a algún deporte o partido y finalmente se hizo fiel seguidor de ese deporte o equipo en cuestión. ¿Cuantos equipos de todo el mundo conocemos sólo porque nos han dado beneficio en alguna apuesta importante? Todos recordamos ese partido o equipo que nos dio una buena suma de dinero.

El problema con las apuestas es percepción de ser una inversión antes que diversión. El dinero se genera trabajando o invirtiendo en valores que conocemos al detalle, no en apuestas donde el azar está siempre presente y juega un papel fundamental.