A ti no te gusta el fútbol


Esta semana ha estado cargadita. Podría haberle atizado a los medios generalistas, gracias a los cuales conoces las declaraciones de Piqué, el cabreo de Cristiano o el desplante de Griezmann hacia su grada, aunque igual no sepas cómo han quedado sus equipos. Pero sería demasiado fácil. Podría haber ido a por cualquiera de estos tres tipejos preocupados por lo que hacen fuera del ámbito deportivo más que por cualquier otra cosa. Pero para eso ya están los medios generalistas, ¿no? Hoy, en mi patada, el protagonista eres tú. Además, eres el protagonista por múltiples motivos. 


Eres el protagonista de éste artículo porque no te gusta el fútbol. Sólo te interesa la polémica. Sólo quieres ver el último gesto del jugador al que idolatras para poder reproducirlo en la cara de los de administración en la pachanga de los jueves, porque son unos inútiles y se merecen que alguien se ría de ellos. Sólo te interesa lo que sucede para tener algo que comentar mientras mojas ese anodino churro frío y reblandecido en un agua sucia de máquina al que algunos llaman “café”. Necesitas carnaza en tu día a día y en lugar de ver programas del corazón has decidido sustituirlo con cotilleos deportivos. Quieres ver cómo ese jugador al que odias ha echado otra palada más de arena sobre su propia tumba con el enésimo gestito despectivo hacia algo a lo que tú ahora de pronto respetas más que nada. Porque eres así. Cada semana alcanza el podio de tu interés una nueva circunstancia, cada semana vibras con una nueva sensibilidad hasta hace días desconocida.


También eres el protagonista de éste artículo por ser un piel fina. Porque todo te ofende. Porque cualquier acción que se salga de lo normal te parece mal. Porque la yema de tus dedos está cargada, lista para ser disparada contra la pantalla o la tecla más cercana, dispuesta a descargar toda tu bilis hacia una acción cualquiera, de las que hay miles en un partido e incluso fuera de éstos. Porque te ofende lo que dice una persona que ni conoces y que ni te conoce. A la que no le importas. Que no lo dice por ofenderte a ti. Que es parte de su propaganda electoral para ser presidente de su club algún día. 


Otro motivo por el que hoy eres el protagonista es porque no sabes de fútbol. Porque pitas a tus jugadores cuando están haciendo las cosas bien. Porque quieres que se vuelvan locos y vayan al ataque como si no hubiera un mañana y como no satisfacen tus deseos, pitas. Pitas para paliar tu ignorancia. Porque ya se te ha olvidado que la última vez que tu equipo hizo lo que tú querías acabó perdiendo 1-2 en un partido que tenía controlado. Pero, tú, pitas. Y te enfada que un jugador que sabe mucho mejor que tú lo que está haciendo con la pelota, se rebota y se vuelve contra ti. Y el próximo partido, le volverás a pitar. Porque sigues sin saber de fútbol.


Pero, sobre todo, tú eres el protagonista por el bufandismo. Porque llevas tu bufanda tan enroscada en el cuello que poco más y te ahoga. Cierta acción una semana te parece bien y, a la siguiente, mal. Lo único que cambia es el color de la camiseta de quien la realiza. Porque no se puede tener un criterio tan dispar como para decir que mandar callar a un estadio es un gesto feo mientras sigues celebrando lo que sucedía en 1999 en el Camp Nou. 


Así que, ya sabes. Te has ganado un artículo sobre fútbol porque no te gusta el fútbol, por ser un piel fina, porque no sabes de fútbol y por ser un bufandista. Puede que sea tu caso, lector, o que mientras lo leías hayas ido identificando gente de tu alrededor. Porque, francamente, estamos rodeados. Gente que vive por el morbo, gente a la que todo le molesta, gente que opina de fútbol sin saber cuatro cosas básicas y gente cegada por los colores. Tertulias, columnas, editoriales. Prácticamente nada se libra. Pero no pasa nada: tenemos Piqué, Cristiano y Griezmann para rato.