El problema del Murciélago

El Valencia del año pasado deslumbraba a todos y ríos de tinta corrían con el próximo equipo revelación de LaLiga. Este año, sin embargo, la cosa no está tan bien como se esperaba. Y es que han tenido lugar 2 cambios severos con respecto al curso pasado.



La primera de todas, que es muy fácil jugar 1 vez a la semana, pero cuando te meten competición europea, empiezas a jugar domingo-miércoles-domingo, y la cosa cambia. No llegas igual a los partidos, necesitas una plantilla más grande y gestionar mejor el vestuario, preparar los partidos no es tan sencillo pues tienes la mitad de tiempo… La vida con competición europea es mucho peor.


En Champions han hecho el ridículo porque les ha pasado la del Atlético de Madrid contra el Qarabag: ir a jugar a un sitio menor con la mentalidad de que vas a ganar por ser quien eres y así están, en la UEL. Habrán cobrado bien fresquitas las primas de la UEFA por jugar en UCL, pero a nivel deportivo han hecho un ridículo terrible.

Además del lastre que han supuesto esos 6 partidos más y que les han hecho tener más cerca el descenso que la zona UEFA, está el tema físico. Lesiones como las de Kondogbia, Guedes, Rodrigo, Mina y un largo etcétera han ido lastrando al equipo durante toda la temporada. No poder disponer de tus once favoritos para cada partido ha hecho que Marcelino tuviera que aprender a marchas forzadas a hacer ganchillo con el vestuario que le permitiera tejer una alineación decente.


Por tanto, si el primer problema ha sido la sobrecarga de partidos, el segundo ha sido la pésima (o nula) planificación de la plantilla. Han hipotecado todo a que un Rodrigo que toda la vida ha sido mediocre consiguiera mantener un nivel irreal. Han confiado en que Guedes, Kondogbia y toda la ristra de “petardazos” que habían pegado el año pasado no fueran un espejismo. Y, por si acaso lo eran, han ido por dos valores seguros: Gameiro y Batshuayi. Menudo genio el que ha planificado la plantilla…



Así pues, con estos dos problemas y plantados en mitad de la temporada, el Valencia lo tiene muy crudo. Anoche pasaba a la siguiente ronda de Copa tras medirse a un Sporting B que le ofreció mil problemas en 3 medios tiempos de la eliminatoria. En Liga, quedan 19 fechas por delante y su mejor objetivo sería no descender, porque mantenerle el pulso a otros equipos por la competición europea se antoja impensable. Y en UEL…en UEL todo puede pasar.


Y lo peor de todo es el clima de indecisión que reina en la bicefalia del Valencia. Reuniones merced al puente aéreo Paterna-Singapur que hacen que el equipo de un pasito en una dirección para, dos días después, desandar lo andado y explorar un nuevo camino. Y así siempre, dando vueltas en círculo, desflorando la margarita de un Marcelino que cada vez tiene menos motivos para sacar la cara por un equipo que no sabe a lo que juega, no tiene físico para aguantar los 90 minutos y, lo peor de todo, no tiene soluciones en el banquillo. Ojalá Enero les sea benévolo, traigan buenos fichajes y apuntalen la plantilla para pasar la temporada con el menor sufrimiento posible, porque se les va a hacer eterno el camino hasta el verano…